¿Votar? ¿No votar?

Viernes, 29 Marzo 2019 14:15

En este país existe una gran falta de cultura democrática, eso es algo que tiene poca discusión y que se puede observar en cualquier faceta de la vida diaria a poco que pongamos atención, aunque las circunstancias históricas y sociales hayan hecho de esto algo tan interiorizado que, normalmente, uno ni siquiera es capaz de percibirlo.

Esto viene a cuento porque se acercan las elecciones y, como tantas veces, de nuevo se pone en marcha una campaña de desprestigio de la POLÍTICA, sobre todo por diferentes medios privados de “comunicación” en manos de poderosos intereses. Un solo ejemplo: se está hablando más y peor del chalet que Pablo Iglesias ha comprado CON SU DINERO que de la financiación de VOX por parte de la Fundación Francisco Franco financiada con el dinero de todos, gracias al PP. No, aunque muchos de los dirigentes de los partidos nos vengan dando día tras día decepción tras decepción, escándalos de corrupción e incluso actitudes similares al de la mafia siciliana esto no puede ser una excusa para que dejemos de votar.

Y tenemos muy buenos motivos para hacerlo. El principal es que la mayoría de los cambios y mejoras necesarios, o salen del Parlamento, o jamás los tendremos. De ahí saldrán, o no, los imprescindibles cambios en Educación, en Sanidad, en Pensiones, Salario Mínimo decente, medidas contra el Cambio Climático, políticas correctoras de la Desigualdad Social, normas para que las Ciudades sean más Habitables, medidas y leyes que suavicen o puedan acabar con la desigualdad entre hombres y mujeres... No podemos ni debemos ignorar que hay gente muy importante interesada en que no votemos y que emplean todos los medios a su alcance para desprestigiar la política, para inducirnos o convencernos de que no vale la pena votar. Eso no deja de ser un truco, uno más, para ganar ellos las elecciones.

Por eso, porque la política o la haces o te la hacen; porque costó más de cuarenta años conseguir votar; porque tenemos el derecho a equivocarnos, a decidir, a señalar nuestras necesidades y preferencias, el derecho a que estas sean atendidas, por todo eso tenemos que votar. A los que ya tenemos una experiencia, una edad, nos preocupa ese sector de la ciudadanía que no sabe apreciar las escasas ocasiones que tenemos para hacer valer nuestra voz y contribuir a cambiar las cosas.

¿A quienes votar? Pues muy sencillo: si ninguna opción te entusiasma ni te convence, cosa que en las circunstancias actuales es más que probable, siempre puedes votar al que consideres menos malo. Vota en conciencia, lo que tú consideres, pero cumple como ciudadano. Eso es lo único que te autoriza moralmente para poder exigir responsabilidades políticas.


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