Interinas e interinos

Miércoles, 27 Marzo 2019 14:46

Visto lo visto. Leído lo leído. Escuchado lo escuchado. Evidenciadas las intenciones, triquiñuelas, mentiras, hipocresías y urgencias de los políticos de este Régimen, las complicidades sindicales, los silencios preelectorales, los costes, las divisiones, la oferta y la demanda, etc., por mi parte, lo tengo claro, y así lo expreso y declaro, aunque sea un “minundi” desahuciado: las interinas e interinos docentes(mal que me pese por algunos) deberían de inmediato pasar a ser Funcionarios en igualdad de derechos y obligaciones con los que ya están, y a partir de un tiempo acordado de servicios. ¿Tres años/cursos?

Por supuesto, no me olvido de los 700.000 que, dicen, existen en el Estado, en diversas Administraciones, de diversas ramas de la actividad, en todas las Comunidades Autónomas. Como tampoco de los contratados, sin pasar a fijos, en las empresas privadas. Ninguno de esos trabajadores debería ser de usar y tirar. Ninguno, en sus derechos, ninguneado. Pero quien menos debería hacerlo sería una Administración Pública. No creo que se les inste desde el contribuyente a que “ahorren” (que no lo es tal) en cumplimentar derechos. Si acaso en el número y para determinadas funciones, según servicio y circunstancias. Nunca para que un trabajador público (ni privado) no disponga de estabilidad, pueda planificar su vida (con las reglas necesarias que nos obligan a todos), pueda hacer planes con su futuro, su carrera profesional, recibir los derechos adquiridos, etc.

Comprendiendo que una Administración Pública, para la prestación de un servicio, y para tener en cuenta imprevistos y evoluciones de los mismos, va a tener la necesidad de disponer de personal provisional, temporal, interino (o como quieran de nominarlos), para hacer frente a distintas necesidades y situaciones, no es de recibo, digo,  que los porcentajes requeridos sean de escándalo (próximos al 30% en la docencia en la CV, dicen) y que por mala planificación, gestión, desidia,  bastardos intereses de los gestores, que dicen representarnos, estén jugando con el servicio público y sus trabajadores.

Recuerdo que, cuando en las grandes fábricas/empresas y en las puertas de las mismas, allá por los años ochenta, repartíamos aquellos panfletos precarios “ciclostilados”, reivindicativos ellos, era raro que no se incluyera la demanda, trasladadas a los convenios y mesas de negociación, de que las mismas hicieran fijos, a partir de un momento determinado, a los aprendices, contratados temporales, etc. Se puede comprobar en los archivos sindicales, o pueden testimoniar los que lo vivieron en la alameda de AHM, Ford, Macosa, Saltuv, astilleros, almacenes, etc. Después, hasta en las AP, se perdieron algunas de las buenas costumbres (como la de sacar a concurso las plazas disponibles); y no porque sí, pero el número de interinos en relación a las plantillas necesarias era “tira que va”. En la docencia valenciana que es la que más he conocido, vivido, y hasta soportado sus efectos, después de aquella famosa bolsa de los “históricos”, vino “la del 86”, y siguientes. Sería muy largo adentrarse en qué pasó desde el cambio del milenio hasta llegar a hoy. En Andalucía, algún grupo lo ha relatado y analizado con bastante rigor y circula por las redes sociales.

Llegados aquí, y limitándonos a la enseñanza pública, me interesa traer a colación dos o tres puntos. El primero: dada la situación a la que nos han abocado nuestros competentes gestores del bipartidismo, y del nacionalismo, fundamentalmente, que se ven ahora presionados por distintas resoluciones en Europa y cada vez más Sentencias en los tribunales del Estado, lo más sensato, práctico,  y justo, sobre todo justo,  es que los miles de interinas e interinos, con 3,10, 20 años de servicios, pasen a ocupar una plaza de funcionario según un orden y méritos adecuados y acordados (si es posible, que lo es) que cubran las plazas estructurales, las reposiciones, etc., y así se haga cada curso, por ejemplo, en la enseñanza pública. Las interpretaciones de las pretendidas limitaciones impuestas por normativas estatales (dicen que Orgánicas; y yo digo que interesadas ahora, porque les da una salida argumentativa para su proceder durante estos años) para hacerlas posible, que las interpreten de otra manera, o las cambien. Que más injusticias, al cambiarlas, no las van a generar (no generar ninguna se me antoja imposible dado el cacao existente). Vamos a ahorrar en disgustos, malas caras, exclamaciones, burocracias, papeleos, equivocaciones, etc. que tanto están afectando, y afeando, al servicio.

El segundo: El sistema de selección docente de Concurso-Oposición vigente no ha supuesto la hipotética pretensión, loable, de “seleccionar a los mejores”. Craso error. A la vista está. Tampoco, es cierto, que un interino/a con 20 años de servicio se convierta per se en “el más guais” de los docentes; ya les digo yo que no. El sistema se puede calificar al gusto: subjetivo, irreal, alejado de la práctica, nada transparente, lotería, comparativamente odioso... Y también digo que he formado parte de ellos: por sorteo, y a dedo por nombramiento como Presidente.  Y les puedo asegurar...Y ya, con las nuevas regulaciones de los Decretos, un auténtico cachondeo de páginas, líneas, inter´-líneas, puntos...y un insufrible proceso de incertidumbres, además de un fomento de las divisiones y del entretenimiento, generando desesperación, mal humor... ¡Y negocio! ¡Mucho negocio! Total...

Y el tercero: la oferta, y sobre todo, la demanda es, la que es (cantada “rajoniana”). Cada vez menos oferta, y mucha demanda. Mucha. Como en otros sectores. Los intereses particulares salen como sarpullidos: por todo el cuerpo. Los nuevos, frente a “los viejos”. Los instruidos en los “nuevos” productos educativos, frente a la experiencia. Los que supuestamente “saben mucho” porque disponen de tiempo y, dicen, “estudian”, frente a los que no tienen ese tiempo por sus muchas obligaciones adquiridas. Los autóctonos frente a los emigrantes. Los que aspiran a una hipoteca, frente a los que tiemblan por si no pueden seguir pagándola. Imposible sortear, sin rasguños e heridas, las casuísticas.

Por ello, para medianamente superar esta situación, acabar con la provisionalidad, las incertidumbres (que tanto repercuten negativamente en el servicio) las previsibles “masacres”, atender derechos, mejore el servicio educativo, y los políticos y sindicalistas se pongan las pilas y   salgan del atolladero (no hacerlo nos puede costar muy caro) ya digo: título de Diplomado o Grado; primero Bolsas públicas ordenadas por turno y cola; la experiencia por delante, con los kilómetros,  pisos alquilados y el nomadismo de cada curso, valorados como toca. Publicación en el BOE. Al concurso de traslados, y a formarse/actualizarse en los centros. Interinos e interinas, los mínimos. Los estrictamente necesarios. Y “usados”, a una plaza que les dé estabilidad mientras haya funcionarios. Y antes de pagar los intereses a los Bancos y cubrir sus agujeros especulativos, aumentar las plazas, rebajar la ratio, equiparar derechos y obligaciones, votar a gestores competentes e implicados en la Educación Pública.

Por último: una vez con plaza de funcionario (mientras existan), en los Claustros y sus decisiones, no dejar al interino “lo que yo no quiero”, ni se usen de “comodines convenenciales” a gusto de direcciones e inspectores.

· Palabra de Dios.
· Te alabamos, Señor.


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Modificado por última vez en Miércoles, 27 Marzo 2019 15:01

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