Solo un minuto

Viernes, 30 Noviembre 2018 14:52

A todos nos gusta y satisface vivir en lugares que no solo sean higiénicos, sino que además sean limpios y bellos y es con nuestros impuestos con lo que se realizan las principales labores para que nuestro municipio sea un lugar sano y habitable.

Afortunadamente habitamos un pueblo donde estas exigencias se cumplen con más o menos eficacia y acierto. Se puede decir sin temor a equivocarse que los servicios municipales, en estos aspectos, funcionan bastante bien, aunque haya aspectos puntuales que puedan o deban ser mejorados. Pero…sabido es que no es más limpio el que más limpia sino el que menos ensucia… y los que ensuciamos somos nosotros, los ciudadanos. Llama la atención comprobar cómo al poco de haber pasado los barrenderos por una calle esta vuelve a estar poblada de papeles, plásticos, botellines de todo tipo, colillas, alguna bolsa de basura depositada en una acera, alguna caca de perro…

Todos deberíamos sentirnos un poco responsables de esto y darnos cuenta del dinero que nos cuesta además de las malas sensaciones que produce. Creo que muy pocos podrían tirar la primera piedra por estar libres de culpa. Me parece que a todos nos gustaría que la limpieza y el orden que solemos tener en nuestras propias viviendas se prolongasen debidamente a nuestro patio, nuestra acera, nuestras calles, nuestras plazas, nuestro pueblo.

Si reflexionásemos un poco sobre el tema tendríamos que aceptar al menos dos cosas: la primera es que somos gente muy mal educada, que en este país no ha funcionado nunca la Educación para la Ciudadanía, y, segunda, que todo cambiaría si a nivel personal cada cual decidiese corregir algunas malas costumbres heredadas o adquiridas a través de los años.

Si decidiésemos dedicar nuestra atención a la limpieza viaria un solo minuto al día, el aspecto del pueblo se revertiría inmediatamente. Si cada cual guarda, durante un minuto, el envoltorio, el botellín, el chicle, la colilla, hasta llegar a un contenedor o papelera (el pueblo está lleno de ellos) habrá cumplido cómodamente con su aportación al bienestar general. Solo un minuto.

Si a los esfuerzos de los equipos municipales de limpieza le sumamos las varias decenas de miles de minutos diarios que podemos aportar los ciudadanos no hay duda que el efecto se vería de inmediato y afectaría no solo a la higiene y salud física sino también a nuestra salud mental porque, sabido es, que muchas de las basuras que van a parar a las calles reflejan en parte las depresiones y frustraciones personales de una parte de la población y también está comprobado que un pueblo limpio y aseado se transforma en un lugar más agradable y habitable, con más calidad de vida.


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