Pérez Reverte

Viernes, 23 Noviembre 2018 13:52

Nunca me han gustado las personas que se creen en poder de la verdad absoluta, que piensan que son infalibles, esas que desprecian las opiniones de los demás, cuando no son como las suyas, que, además, piensan que son superiores a sus congéneres, y que cuando cometen algún error evidente, lo justifican de la forma más peregrina. A menudo, me parecen seres despreciables, aquejados de infinidad de complejos, que son incapaces de hacer la más mínima autocrítica a su gestión y que su soberbia les hace crecerse y rozar el despotismo. Muchos políticos nos ofrecen a diario ese rostro, pero también otros personajes del panorama nacional.

El escritor Pérez Reverte me ha parecido siempre una persona altanera, engreída y soberbia, capaz de despreciar ciertas opiniones y a ciertos individuos, y con su pluma afilada no ha dudado en emplear contra ellos los adjetivos más infames, más hirientes o más soeces, creyendo, quizá, que sus lectores aplauden este gesto y esta crítica despiadada. En alguna ocasión lo he comentado en este mismo medio, he expuesto mi desacuerdo con ciertas afirmaciones suyas, y he explicado con mayor o menor rigor los motivos de dicho desacuerdo.

Sin embargo, por la misma razón que yo no aplaudo a esas personas que se creen por encima de la media, debo reconocer que mis opiniones son siempre revisables, que yo no hablo nunca ex cátedra y que me puedo equivocar como se equivoca el más común de los mortales.

El pasado sábado, día 17 de noviembre, en el programa La Sexta Noche, el presentador Iñaqui López le hizo una extensa entrevista al escritor. En ella, Pérez Reverte se abrió en canal, habló de la polémica sobre el traslado de los restos de Franco, de la Monarquía actual, de Educación, de los problemas de la RAE, se declaró abiertamente republicano, fue muy duro con las tendencias en redes sociales sobre el lenguaje inclusivo, sobre el descubrimiento de América y sobre otras cuestiones que cualquiera puede ver entrando en Internet.

Me pareció una entrevista amena, inteligente y muy didáctica, a alguien que ha tenido una vida muy intensa y conoce los pormenores de la política y la sociedad, alguien a quien es importante escuchar, pues, con independencia de que te parezcan bien o mal sus criterios de actuación y sus modos, sus opiniones son siempre respetables, como deben ser respetables las opiniones de cualquiera, aunque choquen con las nuestras.

Siempre es importante contrastar conceptos y creencias, valorarlas en conjunto, y aunque pensemos que las nuestras son las acertadas, ha de existir en nosotros un mínimo de sentido del pudor, para pensar que nadie es infalible, y que por muy convencido que estemos de nuestras opiniones, o de nuestras teorías, por mucho que pensemos que nuestros valores son los más adecuados, al final, también hemos de pensar que podemos estar equivocados, porque nadie está en posesión de la verdad absoluta, y lo más importante es la humildad con la que podamos creer este axioma.


Si le ha interesado esta información, puede unirse a nuestro canal de Telegram y recibirá todas las noticias que publicamos para el Camp de Morvedre. Síganos en https://t.me/eleco1986

Más en esta categoría: « La vieja política Feminismo »

 

 

SUCESOS

SALUD