El Guernica

Viernes, 19 Octubre 2018 14:11

Durante la presentación de su última novela, Arturo Pérez Reverte declaró que Picasso no pintó El Guernica por patriotismo sino por dinero, por muchísimo dinero, y ya sabemos que muchas de las declaraciones de Pérez Reverte son tomadas por ciertos círculos como la palabra de alguien ajeno a la derecha pero que es crítico con la izquierda.

En efecto, Picasso cobró por el cuadro 200.000 francos, mucho dinero para la época; pero ese no fue el único motivo que llevó al genial pintor a aceptar la oferta que le hizo el Gobierno republicano español, para presentar el cuadro en la Exposición Internacional de París de 1937, que quería con ello buscar adhesiones a la lucha contra la sublevación militar encabezada por Franco.

Picasso admitió el encargo y acabó cobrando la cantidad indicada, pero se resistió a recibir algún tipo de subvención y aceptó el cheque inicial para cubrir gastos. La historiadora del arte Josefina Álix, una de las personas que más ha estudiado este episodio, dijo que a Picasso le salió del alma pintar el cuadro, y que en ningún caso lo hizo por dinero. Todos sabemos que el pintor quiso con él expresar las consecuencias de una guerra fratricida; pero parece que a Pérez Reverte, como novelista, no le interesa la historia del arte, sino la ficción, y hablar así de uno de los cuadros más importantes de la pintura española, y de uno de los pintores más sobresalientes de nuestro país, le sirve de polémica, para que su novela se venda más y, de paso, todos los que están en contra de la ideología de Picasso y de la II República Española, tengan de qué hablar, haciendo carne de cañón de algo que no es, ni de lejos, como algunos quieren ver, distorsionando la historia y retorciendo ciertos aspectos de la misma para «llevarse el ascua a su sardina» y desprestigiar todo aquello que aborrecen.

Ese pago hecho por el Gobierno de la República fue, precisamente, importante a la hora de recuperar en 1981 el cuadro, que llevaba varias décadas en EE UU, y que finalmente descansara en España, cuando el país ya era democrático, como deseaba su autor.

La crítica a algo siempre es importante, venga de la derecha o de la izquierda, del ateísmo o de la religiosidad, pero ante todo, hemos de actuar siempre con la verdad por delante, y no desprestigiar a alguien argumentando falacias, que lo único que nos llevan es a que se piense de nosotros que no actuamos con ecuanimidad ni con ética, algo que, por encima de todo, deberíamos siempre potenciar.


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