La casta de nuestras guerreras

Viernes, 01 Junio 2018 17:29

Estamos de enhorabuena en el balonmano local. Nuestras guerreras han hecho historia al conseguir el ascenso a la máxima categoría, llegando invictas después de 9 meses de competición. Y es que “de casta le viene al galgo” o “de tal palo tal astilla”, porque el balonmano local siempre ha sido puntero en España, aunque en estos momentos los chicos del Club Fertiberia Puerto Sagunto no estén pasando por su mejor momento, pero también se vislumbra una salida airosa, con apoyos de Fertiberia y el Ayuntamiento, para volver a alcanzar el sueño Asobal. Esperemos que pronto dejen de militar en la liga de Plata con un conjunto fuerte y competitivo, como el que han demostrado tener las chicas y siempre tuvieron nuestros representantes masculinos desde que, al final de la década de los 40, se iniciasen en este deporte figuras ya legendarias como Vicente Moliner, Mauro Alonso, Isidro y Rafael del Rincón, Manzanera, Carlampio, Madurga, etc...

Y todo fue a raíz de una sanción federativa de seis meses al equipo de baloncesto. El promotor de que se formara el equipo fue Vicente Moliner, que entonces propuso jugar a balonmano hasta que se cumpliera el tiempo de la sanción. Comenzaron marcando el terreno en el campo de fútbol, en el césped, construyendo ellos mismos las porterías. Moliner trajo un reglamento y así practicaron el nuevo deporte para no perder el ritmo. Pero lo cierto es que la cosa continuó y el equipo de balonmano se consolidó militando durante muchos años en la División de Honor. Fueron tiempos muy difíciles, porque no tenían cubiertas las primeras necesidades. Por ejemplo en las duchas no había agua caliente y en tiempo de mucho frío se helaban las tuberías, con lo que, al terminar el partido o entrene, Ginés y Fernando, encargados del cuidado del campo, del utillaje, de la ropa, etc., al ver que no salía agua, rompían la capa de hielo de la balsa que había detrás de las casetas, metían pozales y se los echaban encima a los jugadores, que saltaban dando alaridos. Eso por no hablar de tener que entrenar con zapatillas agujereadas usadas por otros o, en algunos entrenamientos del equipo B, camisetas usadas un rato antes por compañeros del A; viajar en la caja de un camión de Fábrica con bancos, etc.

Y así empezaron a escribir la historia del balonmano local, que tuvo grandes entrenadores como el citado Moliner y los Soriano, Mauro, Galindez, etc., sin olvidar al internacional Emilio Jordán, que estoy seguro espera y desea con nosotros lo mejor para el equipo masculino y disfruta como todos del éxito alcanzados por las Guerreras del Morvedre, a las que felicitamos desde estas líneas. ¡Enhorabuena!


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