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Alejandro Mayordomo Buendía

No vaya a ser que

Miércoles, 18 Abril 2018 17:14

Aunque me genere cabreo e indignación inmediata, me alegra y reconforta que corruptelas, chanchullos, irregularidades, redes clientelares, etc., salgan a la luz pública porque hacen que me sienta menos marciano. Naturalmente esto viene a cuento de la avalancha de noticias, con datos y nombres, pruebas y no sólo sospechas, que se agolpan en el último mes en medios de comunicación varios y redes sociales, a raíz de las aventuras y desventuras de una Presidenta de un gobierno regional (y su cohorte de amigos panzaagradecidos) en pos de un Máster con el que asegurarse un retiro ejerciendo de “profesora visitante” en la Universidad(es un decir) creada, financiada, usada y prostituida por y para los coleguillas de su partido. Pero también en referencia a la que tiene montada la otra Presidenta en el sur peninsular con sus institutos de educación, sus “cifuentazos”, y así.

Y digo que, al saber de ello “me siento menos marciano” porque algunos, ejerciendo de funcionario en la enseñanza pública durante 31 años (27 en este Municipio), y como ser social comprometido con ciertas ideas y valores, en muchas ocasiones (por los mismos afectados, perjudicados y ninguneados) nos han hecho sentir un rara avis, un espécimen, un pelotudo tocapelotas, un malasombra cuando, con nuestros papeles pasados por registro, hemos pretendido informar, alertar y denunciar administrativamente(en cumplimiento de nuestra obligación como funcionario) de hechos, procedimientos, procederes de nuestros superiores, de órganos colegiados y de coordinación, de individuos, de…

Es sorprendente “en manos de quiénes estamos”. Sin diferencia alguna entre territorios e instituciones. Y el caso es que “es sabido y conocido”. Y no son pocos la “excepción” como se dice. Por el contrario, son muchos. “Gente mala que camina” que da título a un libro. Bien es verdad que demostrarlo es más difícil. Ya se preocupan “ellos”(los individuos) y “ellas” (las instituciones) de protegerse, taparse, dotarse de complicidades, legislar con ambigüedad, hacerse con controladores que no controlan, fiscalías que no acusan, jueces que no juzgan, sino que arbitrariamente condenan o avalan sanciones. Y mienten más que pesan. Y venden si es necesario “a los suyos de más abajo”. Y, llegado el caso, como se ven pillados, ahora sí, ponen en marcha el foco sobre los demás. Y el ventilador, con el “y tú más”, lo que hace que podamos conocer, aunque sea mínimamente, otras nuevas tropelías.

Haríamos mal en restringir el término “corrupción” sólo a lo económico; centrarnos en lo público y dejar en el olvido a lo privado. Modificar unas notas académicas, alterar un acta confeccionarlas de manera improcedente, con propósito), o negarlas, o emitir informes con intención acusatoria (o exculpatoria), jugar con los plazos, conceder títulos sin cursar las enseñanzas, certificar cursillitos de formación sin que medie asistencia(o sin controlarla), falsificar firmas o firmar por otros, aprovechar la dependencia para implicar a subordinados que “testifiquen” a tu favor, emitir recomendaciones como forma de pagar favores, etc. son formas, maneras, métodos, actuaciones de corrupción o, al menos, maneras de alimentarla. Por eso, la lucha con toda corrupción lo he considerado como un acto de legítima defensa. Porque, si no se afronta, es la propia sociedad la que peligra a manos de unos indeseables. Sé de lo que hablo. Quien se presta a salir beneficiado de todas esas artimañas para obtener un máster/títulos/puntos “en lo que sea” no debería recibir un voto (como mínimo).

Y no lo focalicemos en una sola Universidad, por muchas que sean las evidencias sobre motivaciones en la creación, selección de personal, expendeduría de títulos, montaje de chiringuitos sin control con el que conseguir dineros fáciles y cuantiosos. Y sólo en la Universidad: se llame JuanCar I, Jaume I (por cierto, a la que asisten muchos jóvenes de esta Comarca “morvedrina”), UV, UP o le dé nombre el bueno de Miguel, poeta. En los IES, en los CEIP, en los Cefires, en las ONGs, en las Fundaciones, por supuesto que en las Consellerías, Organismos, en poderes varios, Bancos, Empresas (aunque nos estemos centrando ahora en lo público docente) se me antoja que estas prácticas están algo más extendidas de lo que pensamos. Lo acontecido en la JuanCar I, pese al cuerpo social formado que cohabita bajo sus siglas, de más de mil profesores, más de treinta mil alumnos, no sé cuántos PAS, órganos de control y participación, etc., ha tenido que ser un profesor, presuntamente despechado el que, teniendo la suerte de que una periodista y su medio, viendo el filón informativo (dejando a otros el filón político) le ha dado cobertura, y se ha decidido(el profesor valenciano) a filtrarlo (habrá meditado antes sus consecuencias y la posibilidad de engrosar la lista de represaliados). Lo suyo, como buen funcionario, debió recorrer el camino del Registro; aunque entiendo y comprendo que el alcance no hubiera sido, por desgracia, el mismo. Así están las cosas.

Y sí: miedo hay; y se consume el que se quiere. Pero enchufados, un porrón. Servilismo, a espuertas. Titulitis, a la carta. Precios desorbitados, que pagan los papás benefactores en la mayoría de los casos. Calidad, en entredicho. Pero mira: en conjunto, el cuerpo académico, si lo sabía, callaba o era cómplice. Y si no lo sabía no me explico en qué mundo vivían, y qué nos está pasando a los demás. Ahora pareciera que todo el mundo se rasga las vestiduras: hay maná informativo (y por ende, ingresos) y caza política. Y al personal le preocupa la devaluación de sus títulos, como es lógico. Ahora vendrá la aplicación/interpretación benigna de la legislación y normativa, aquella que aplican con rigor extremo al adversario, al oponente, al no cómplice. Y aquí paz, y hasta la próxima.

Si alguna vez oyes(sólo si lo oyes, y te llega; tú no lo sospeches), estimado lector, que una directora/or de, pongamos de ejemplo, colegio público puro, duro y raso, se deja nombrar, o se presenta para ser “elegida/o” sólo con la intención de cobrar un plus (y sólo por eso, y aunque sea limitado el importe) con el que pagar los estudios de sus retoños en New York o Gamberra; o de pagarle, como buena madre o buen padre, la hipoteca del estudio de soltero/a de tu hijo/a; o de darles una “mejor enseñanza” en un colegio privado internacional multilingüe (lo que quedaría lejos de la idoneidad y ética de las intenciones, aun cuando fuera legal y hasta legítimo) comienza a sospechar de si podría ejercer la función, la responsabilidad y el poder con negligencia, incompetencia, tiranía, y de si puede tener alguna necesidad de mangonear en asuntos varios, y colaborar con los servicios de inspección y control (otros que tal; para ejemplo, los de la JuanCar I) al fin de poder llegar a ver cumplido su sueño.

Sí: la opinión y la percepción de los contribuyentes obligados de que la “corrupción llama a la corrupción”, de que a una irregularidad le ha precedido otra, y continuará con la siguiente, impunemente, es algo extendido, y motivos hay para pensarlo. Duele más que sea en lo público y en las instituciones, pero fijémonos, por supuesto, y también, en lo privado. Y es que, como dijo la periodista Cristina Fallarás en un video en redes sociales cuando se pregunta por qué se sigue votando al PP (yo añadiría a más) lo relaciona con la Ley de Amnistía de 1977 que prohíbe juzgar, también, a ladrones y corruptos; a los franquistas de un régimen corrupto hasta la médula. Aquellos que construyeron un régimen de muerte, saqueo, expolio, clientelar, impune. Con “familias, y familias y familias” de beneficiarios cuyos descendientes ahora pululan imitando y practicando lo aprendido, bajo un régimen borbónico del 78 que los ampara. Unos corruptos no pueden juzgar a otros corruptos, denunciar las irregularidades, los chanchullos, los…, ”no vaya a ser que, a ellos, también los juzguen ¿verdad Mariano?”. El ataque a la enseñanza pública honesta es de batalla final. El mercantilismo cada día se introduce y consume más en ella. El reparto del botín hace tiempo que comenzó. Los aprovechados se exhiben altivos, mentirosos, impunes. Y nuevas evidencias, como hoy, salen a la palestra.


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Modificado por última vez en Miércoles, 18 Abril 2018 17:16

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