Puertas giratorias

Viernes, 02 Marzo 2018 19:19

Si alguien piensa que cuando Pablo Iglesias lanzó aquello de “las puertas giratorias” se estaba pasando de ”radical” o de “rojo” se equivoca: en este país por muy crítico que seas siempre te quedas corto.

Cuando te hablan de una puerta giratoria lo primero que te viene a la mente es una puerta como las principales de muchos hoteles, por las que se accede desde la calle a un gran salón, lujoso y bien calefaccionado. Esa es la imagen manejada normalmente para denunciar a aquellos políticos arribistas que, gracias a “su buen hacer”, logran abandonar la fría calle para acceder al calorcito de la moqueta y los muebles de lujo.

Eso ha venido pasando con muchos de los cargos de los diferentes gobiernos, sin distinción de color, que hemos tenido que padecer en este sufrido país. Pero cabe también recordar que una puerta giratoria recorre los 360 grados y que también sirve para salir a tomar el fresco (nunca mejor dicho) cuando es necesario o conviene. Viene esto cuento porque no deberíamos olvidar que algunos de los que llegan a la política lo hacen usando la giratoria en dirección contraria, para buscar el fresco y de paso mezclarse con el “populacho” con la idea de incrementar su ya de por sí gran patrimonio a costa de la cosa pública. Ahí están Luis de Guindos, (Lehman Brothers) Arias Cañete, Abel Matutes, la García Tejerina, (la más rica del Congreso) Narcís Serra, (una de las familias más ricas de Cataluña) Pedro Morenés, J.M. Soria.…

Son flipantes las declaraciones de estos individu@s. Dicen, afirman, que lo privado es lo bueno y que hay que reducir al máximo lo público y, para demostrarnos que lo privado es lo bueno, se meten en lo público para fundirlo así como el picudo taladra las palmeras: hasta acabar con ellas. Ninguno de estos individu@s cuando están en política y tienen poder hablan, ni se acuerdan, ni realizan, recortes al ejército o a la iglesia, a sus sueldos, a la cantidad de (cuñados) cargos de libre elección de los que se rodean… los recortes siempre se dirigen en la misma dirección: sueldos, dependencia, pensiones, sanidad, enseñanza, investigación, ciencia, proyectos civiles…

Y, después de pasar una estimulante temporada más o menos larga, vuelven a su puerta giratoria correspondiente para reencontrarse con su antigua posición, pero mucho más elevada y confortable, a las suites de lujo. Y todo gracias a los servicios prestados. Esta nueva posición está blindada y exenta de riesgos salvo que la avaricia rompa el saco. Es el caso de un tal Rodrigo Rato que, después de haber sido Director Gerente del Fondo Monetario Internacional, le ha tocado bajar a los infiernos por su mala cabeza.


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