Historia y justicia

Viernes, 02 Marzo 2018 18:39

La historia no refleja siempre la realidad de los hechos: Los deforma en favor de aquellos que pretenden adornar su conducta, suavizando actuaciones injustas o punibles, que enmascaran bajo lemas similares a «lo que se está obligado a hacer en beneficio de una colectividad, o para evitar males mayores».

Los historiadores, a menudo, han sido vasallos de reyes y gobernantes, y han escrito su particular visión de los acontecimientos históricos, pero eso no quiere decir que esa visión se corresponda con la escenario real en el que todo ha transcurrido. También en la actualidad, determinados periodistas son pagados por el poder establecido, o están muy próximos ideológicamente a él, lo que hace que sus artículos y sus opiniones alaben las gestas de aquellos a los que se deben, desfigurando los acontecimientos con el maquillaje que proporcionan las teclas del ordenador. A ello no se escapan tampoco jueces y fiscales, cuya imparcialidad está sujeta a una doctrina y a una filosofía muy próxima al poder que los ha colocado en el lugar que ostentan, y por lo tanto sus sentencias (sujetas siempre a Derecho, eso sí) no se desplazan ni un ápice de aquello que pretenden los que a la justicia recurren.

Sin embargo la Justicia (con mayúscula) es otra cosa. Es algo que no está unida al poder sino a la razón, y la razón, aunque no ampare siempre al débil sólo por ser más débil, sí que debe tener en cuenta esto y, en igualdad de condiciones, amparar al que posee menos medios y menos poder, porque los omnipotentes ya tienen su cohorte de letrados que rebuscan entre las grietas más escondidas de la ley para eludir la ley y la Justicia.

Todos, en mayor o menor medida, queremos pasar a la posteridad de una forma relajada, y que se nos recuerde por todo lo positivo que hemos podido hacer por nuestros semejantes.

Pero la Historia, como la Justicia, deberían ser ciencias implacables e imparciales, que no tengan misericordia con los más poderosos, que coloquen a cada uno en el lugar que se merece, y que los títulos, como las posesiones y las riquezas, no sean los atributos que suavicen ninguna actuación, sino que actúen siempre como fiscales incorruptos e insobornables para determinar unos fallos y una historia que reflejen realidades, ambientes y contextos indiscutibles, algo que, lamentablemente, a menudo, se nos oculta.


Si le ha interesado esta información, puede unirse a nuestro canal de Telegram y recibirá todas las noticias que publicamos para el Camp de Morvedre. Síganos en https://t.me/eleco1986

Más en esta categoría: « Ciudadanos Las pensiones »

 

 

SUCESOS

SALUD