Morvedre Acull se dedica a la encomiable labor de acoger a aquellos refugiados que llegan exhaustos y sin apoyos hasta nosotros, personas que en general arrastran la pesada carga de haber tenido que abandonar sus hogares a causa de la pobreza, persecuciones, guerras, graves problemas familiares, etc.

Cuando estas personas llegan a nosotros lo hacen normalmente en condiciones muy penosas, en condiciones extremas: robados, apaleados, enfermos, traumatizados emocionalmente, en la mayoría de los casos sin conocer el idioma ni las costumbres, viendo en el comportamiento de la policía y autoridades más un peligro que una posible ayuda, no sabiendo reconocer quién es su amigo o su enemigo, no teniendo un techo donde cobijarse ni una lumbre donde calentarse… estas personas en este momento crucial de sus vidas son terriblemente vulnerables y por tanto susceptibles de recibir mansamente cualquier abuso, ofensa o menoscabo de su dignidad como personas.

L@s voluntari@s de Morvedre Acull llevan tiempo haciendo un esfuerzo muy meritorio para ayudar y atender a estas personas, se están desviviendo por ayudar y poner sus solidarios granos de arena y más, viéndose a veces desbordados por la ingente tarea que han asumido.

Desde hace mucho vienen organizando “Círculos de Silencio” con el propósito de sensibilizar a los vecinos. A mediodía, en el Paseo Marítimo, los segundos domingos de cada mes realizan sencillos actos consistentes en un círculo de personas que silenciosamente o con música tenue, dan lectura a un manifiesto o algún poema en alusión al apoyo necesario para atender a los refugiados y para denunciar las guerras y los atropellos que generan oleadas de familias que tienen que abandonar sus hogares y sus tierras para huir y guarecerse de sus “salvadores”.

El pasado día diez de diciembre, la semana pasada, el correspondiente Círculo de Silencio se realizó en el Teatro de Begoña en la forma de un concierto solidario, coincidiendo con el Día Mundial de los Derechos Humanos. El concierto estuvo a cargo del grupo musical “Con dos coplas de más” que lograron emocionar y emocionarse con la lectura de una estupenda selección de poemas de carácter solidario y social y unas interpretaciones musicales verdaderamente logradas. Fue una muy bonita y acertada celebración de ese Día Mundial que, generalmente, nos produce mal sabor de boca por la vergonzosa actitud de nuestro gobierno en este campo de la solidaridad internacional.

Esta vergüenza ajena sabemos que no tiene solución pero podemos hacer algo para mitigarla: colaborar en la medida que podamos con los voluntarios de Morvedre Acull. Necesitan de todo: gente para trabajar, ropas, muebles, viviendas, dinero…

Deberías acercarte cualquier segundo domingo a las doce al Paseo Marítimo, sumarte al Círculo de Silencio y, si puedes, colabora con ellos. Te sentirás mejor.