Tristeza y nostalgia

Viernes, 15 Septiembre 2017 17:44

El espectáculo flamenco que el sábado 8 de septiembre se celebró en los jardines del Casino Recreativo y Cultural de Puerto Sagunto, fue muy emotivo. Un homenaje de gran altura a Javier Pérez Rosado, miembro de la Casa Cultural de Andalucía y presidente de “Flamenco en Sagunto”, que puso todo saber y empeño para que una de las fases previas del famoso festival flamenco del Cante de las Minas de la Unión viniese al Puerto de Sagunto, hace ya once años.

Al acto vinieron a rendirle homenaje nada más y nada menos que los ganadores del Cante de las Minas 2017: el de la lámpara minera, Alfredo Tejada y el premio Filón al mejor instrumentista flamenco, Sergio Ruiz.

En el homenaje se sucedieron las palabras de elogio y admiración hacia el amigo Javi, tanto del alcalde de la Unión y presidente de la Fundación Cante de las Minas, Pedro López, como del alcalde de Sagunto, Francesc Fernández y de la presentadora Pilar Ruíz, gran amiga de Javi y su familia. También hubo una placa de la Fundación del Cante de las Minas para María Dolores, viuda de Javier Pérez Rosado y todo el mundo nos hacíamos cruces al ver su entereza al recibir el premio e incluso más tarde al escuchar sus palabras de agradecimiento. Y es que, como ella me decía antes del inicio del acto “siento la presencia de Javi aquí esta noche”. Y esa era su fuerza, aunque en la caja de cristal de sus ojos guardase con celo el ruido atado de unas lágrimas que los demás no veíamos ni escuchábamos empeñados en hacerle llegar las palabras que creíamos necesitaba en ese momento. Palabras por otro lado sinceras, fruto de la pena que nos invade para la que no hay que inventar palabras nuevas cuando hay una que define esta nostalgia perfectamente: tristeza.

Y ese es mi caso. Basta con que diga que la marcha de Javi me dejó triste, que estoy triste sin más, sencillamente. Y si quiero que sea todavía más cierto, puedo añadir que la noche del día 8 estaba muy triste. Y eso que, como la mayoría de los asistentes, al igual que María Dolores, sentíamos la presencia de Javi, es más, casi me atrevo a decir que escuchamos sus aplausos ante la prodigiosa voz en los cantes de Alfredo Tejada y los toques de flauta de Sergio Ruiz. Eran aplausos que se mezclaban con los del público, con  sabor a los minerales metálicos de las minas de la Unión, mezclado con el salitre del mar de nuestro Puerto. Pero los de Javi se sentían muy adentro, esos que sólo pueden escuchar quienes miren en nuestras entrañas. ¡Un abrazo, amigo!


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