Y ahora… ¿qué? (y II)

Jueves, 31 Agosto 2017 19:26

Vencido el verano, y a las puertas del inicio de un nuevo curso escolar que promete; activada la Redacción de EL Económico y la necesidad de renovar contenidos; asumida la obligación que supone prometer y, por tanto, cumplir la promesa que hice en mi anterior colaboración(de la que, cuando doy comienzo a esta nueva, el buscador señala nada menos que 5.073 lecturas, http://www.eleconomico.es/blogs/item/123700-y-ahora-que-i), me dispongo a relatar resumidamente, de la manera más ordenada posible , y sintética, los motivos por los que, sabiendo que “iban a por mí, de forma organizada/coordinada/a la desesperada”,  el día 2 de octubre de 2.013, el eslabón pepero superior, y a petición de la huestes demandantes inferiores, procedió a abrirme expediente disciplinario 636/2013, primero de los dos que, _como no me quise, por “sugerencia” instructora jubilarme anticipadamente, ni trasladarme “amigablemente” de centro, ni cambiarme a otra “especialidad” en el propio Municipio, ni…_ vendrían después. Pero ya lo dije, y lo pueden leer aquí, a la izquierda: “Hasta hoy, y hasta la jubilación(o el aniquilamiento)”. Y me lo advirtió el primer letrado que me atendió: “Alejandro: entras en un calvario, pero llegará el día de tu resurrección. No van a parar”. Y acertó. Aquí estoy: no pude resucitar porque no pudieron aniquilarme (profesional y socialmente, se entiende).

Como tengo que sintetizar, digo, y tengo que acotar el tiempo en que se suceden los HECHOS, si bien el expediente se circunscribe a supuestos durante el curso escolar 2012-13, en ese centro del que no me quiero ni acordar ni escribir su nombre, todo se desencadenó _en la era moderna_ cuando escribí mi primera colaboración en este mi Blog: “CONTRATO-PROGRAMA”. Un 27 de mayo de 2013. Poner en solfa públicamente la política educativa pepera, con aquellos individuos con mando en plaza (vamos conociendo lo que “dieron de sí, y para sí”) y con sus subordinados señalados, y amiguitos del alma en el centro, sabía yo que no me traería nada bueno. Y es que también, con salida 1234, de 29 de mayo de 2012, la señora directora, como maestro de apoyo en infantil, me obliga por escrito a asistir en la Casa de la Cultura Municipal, a una actividad de la que no participaba. “Debe ser un éxito”, debió prometerse. Para ella y su equipo; para los docentes participantes; para la Concejala, (pepera, claro), para la hija del asesor municipal pepero; para la redactora del “Proyecte EducArte”(ascendida a hora a “formadora”); para la ¿empresa?  progre de espectáculos varios; para los padres del Ampa y sus retoños, etc., etc., y etc. Luego pasó lo que pasó (contado  en otra colaboración que pueden releer: “PREPARANDO LA MECHA (10/06/13)”.  

Difundida la tragedia que pudo haber ocurrido y señaladas y expandidas las presuntas irresponsabilidades y sus consecuencias, ya al finalizar el curso 2011-12 comencé a sentir en mis carnes los efectos de mi osadía. Yo acaté la orden, cogí la linterna; pero me defendí como docente en Riesgos Laborales, Ayuntamiento, y ante los padres... “Les creaba un problema gordo”, debió ocurrir. Y como consecuencia, el trepidante comienzo del curso 2012-13: tutor obligado de un grupo de 5 años, por decreto, sin respetar mi elección en claustro y las normas internas de asignación de tutorías _con su correspondiente recurso_, imposición de materiales curriculares condicionando la Programación, convencimiento de discriminación hacia este docente y sus alumnos  en la ubicación física del aula (aislado en viejo edificio recuperado), etc., etc. Todo está documentado.

Desde el 3 de septiembre de 2012 en que comienza el curso (fecha del primer escrito con “recibí” dirigido al señor Secretario) hasta el 16 de agosto de 2013 _último de los escritos, dirigido al Inspector de Zona, exponiendo lo que estaba ocurriendo con un alumna de la tutoría, su entorno familiar, su seguridad y bienestar, y de la que no obtuve contestación alguna_ conservo 14 escritos dirigidos y registrados: así no hay duda; así no hay escapatoria. Eso sí: otra cosa no, pero generar represión, genera. Y presión: del subordinado al superior, y sobre todo, del superior al inferior. ¡Qué le vamos a hacer! Su contenido está a disposición de los lectores de El Económico. Trataban de: Recurso de Alzada a Recurso Ordinario sobre Contrato-Programa: trámite, aprobación, contenido, etc.; solicitar por escrito las supuestas “instrucciones verbales” del nuevo Sr. Inspector de Zona; cuestionar ante la Dirección General _ y solicitar que no lo autorizara_  todo el trámite en el centro, y su contenido, del presunto “Proyecte Lingüístico de Centre”; instar a la Comisión de Escolarización Municipal a que hiciera cumplir a la Dirección los derechos de las familias a la información que marcaba la normativa en el proceso de escolarización; solicitar la copia final sellada de la supuesta PGA aprobada y remitida a los SS.TT. Escrito a  la señora Concejala, pepera, claro, sobre lo ocurrido en la casa de la Cultura(22/05/13); ídem al INVASSAT(organismo que me contestó); conocer extractos de acuerdos del Consejo Escolar;  DENUNCIA por repartos de propaganda privada y mi obligación, o no, de colaborar; solicitud al Inspector de Zona para que la dirección del centro me facilitara : actas, memorias, balances de comedor, etc. que, por supuesto, no fueron atendidas.

Luego se añadió mi interés por conocer “el empleo dado” a los 15.000 euros de un premio nacional: quién decidió el gasto, en dónde, para qué, el importe: si fue para lo que estaba concedido, o no. Cuánto “se llevó” (si se llevó) la empresa local del espectáculo _si era empresa_, si estaba dada de alta, y si emitió factura, etc., etc. Nunca pude saberlo. Pedí información verbal a los padres representantes en el CE, que habían aprobado los Presupuestos y el Balance, pero nada; con lo cual, el que no da cuentas de los dineros públicos…(Si todavía hay alguien dispuesto a darme esa información, la recibiré con mucho gusto). No tengo espacio para resumir mis intervenciones en el Ciclo de Infantil, el Claustro. Quise saber de los acuerdos del Consejo Escolar. Escribí al AMPA aquella (vaya nombrecito). Informar a los padres en sus derechos _poder conocer por medio de ITACA lo que los docentes poníamos en los expedientes de sus hijos, extremo que fue imposible para el que lo intentó_, del contenido que encerraba el RRI, y de…y de… No les gustó. Ni a directivos, ni a los jefes. Sin embargo, entraba dentro de mis funciones y hasta obligaciones. Y así decenas de situaciones expuestas: que no compartía, que rechazaba, que no me permitía ser cómplice, profesionalmente y en conciencia. Son cientos de folios archivados, pero no da para más este espacio y la paciencia de vosotros, supongo,  si habéis llegado hasta aquí.

Si durante el curso escolar, de septiembre a mayo, era “buen maestro”, a partir de la mitad del mes de la flores, ya no lo era tanto. Comenzaron las peticiones de intervención, los email, los escaneos de mis colaboraciones, las peticiones de aniquilamiento, los escritos alucinantes inventados para usarlos de prueba, buscar la complicidad de la señora Prsidenta del Ampa entonces, de los miembros del Consejo Escolar… ¡la intervención de la Unidad Médica!. Todo consta en el expediente Judicial. Y en esas, veinticuatro padres y madres de la tutoría (menos uno, y se pueden preguntar por qué) recogen firmas y escriben a la Directora, al Ampa, y ¡ah, amigo!, al mismísimo Inspector Jefe de los SS.TT. de Valencia, con fecha 13 de junio 2013: ¡Pero qué me estas contando! En su punto 6, escribían: “Que conocíamos “por rumores” que se pretendía cargar las tintas contra el Tutor de nuestros hijos, desconocemos la veracidad y fundamentos de tales afirmaciones y nos son extrañas, pues el sentir general de los padres y madres del grupo es de reconocimiento en la labor de formación que ha realizado este curso, al menos en su acción tutorial tanto individual como de grupo”. “Te la has buscado Alejandro: eso no lo podían leer, y soportar, tus superiores” me advirtió alguien que me quiere. Yo volvía a escribir el 22 de mayo a la señora Concejala, al INVASSAT. Exponía, denunciaba, solicitaba: 2 de agosto, 16 de agosto…, por Registro público, claro. Y  publicaba en EL ECONÓMICO. A todo esto, ¡NUNCA! el señor Inspector de Zona se dirigió a mi persona; ni la señora Directora, ni otro superior. Comencé el curso 2013-14, y seguía registrando _38 escritos durante el curso, pues ya no cabía el verbo_, de forma que… ya lo he contado: el 2 de octubre de 2013 se abre expediente disciplinario, y, el ¡23 de noviembre! llega el cartero _incumplen la ley y sus plazos_. Lo que sigue, a grandes rasgos, está contado en la primera parte de esta entrega: tramitación patética, informes a la desesperada, sanción ejemplar,  traslado, juicio y Sentencia. Y seguimos: para que se cumpla y se restituyan TODOS mis derechos. Luego vendría el expediente 718/2014 y el 54/2015. Y qué quieren que les diga: sigo escribiendo en EL ECONÓMICO mientras el director no me diga lo contario. Y, “el que quiera peces, que se moje el culo". La próxima ya no hablaré de mí, sino del Gobierno _sin especificar, ni dar pistas_


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