Los porteños tenemos multitud de motivos para andar cabreados y frustrados por el mundo. No es que seamos así. Este pueblo fue durante mucho tiempo un pueblo dinámico y relativamente feliz con gentes muy capaces de sacrificarse para sacar adelante sus familias y proyectos. Así hasta que una especie de maldición bíblica cayó como un rayo sobre nosotros, o lo que es lo mismo: sobre la siderúrgica: desde que fue señalada por los poderes fácticos como enemiga de sus intereses y por tanto objetivo a destruir, este pueblo ingresó en la lista de las poblaciones parias destinadas a ser ninguneadas y sospechosas de conflictividad.
Ello hace que, entre otras cosas, el Estado en cualquiera de las instituciones con las que maneja la administración, se despreocupe de las necesidades reales de la población hasta un punto peor que canalla. Se puede afirmar que, desde los años ochenta en que se demolió “La Fábrica” lo único que pretenden de nosotros es, siempre mareando la perdiz, no perder demasiados votos en los comicios que se han venido realizando. Es lo único que les preocupa.
Por ello en cada momento electoral nos vienen con promesas cada vez más rimbombantes…gastando verdaderas fortunas en ocurrencias inútiles para crear riqueza o empleo con tal de arañar votos, derroches puntuales tan absurdos como abominables desde cualquier perspectiva económica o moral. Uno de los numerosos ejemplos es la Nave de Talleres. Según nos dicen (son sus datos) la Nave tiene un valor de unos cuatro millones y la Generalidad en su día se gastó alrededor de ¡treinta! para sostener el espejismo aquel de la Ciudad de las Artes Escénicas. Pues bien, la cosa es todavía más absurda si se piensa que la Nave no es propiedad de la Generalidad sino del Estado… vamos .. o sea .. de Rajoy.
Ahora que los “rojos” están en la Generalitat y reclaman su propiedad, los “azules” de Madrid dicen que nones y el resultado es que la Nave sigue sin poder aportar su indudable utilidad al pueblo obrero al que pertenece y le vio nacer. Así están las cosas y así el desperdicio de ese edificio tan emblemático, valioso desde cualquier punto de vista, ya sea histórico, patrimonial, artístico…emocional.
Después de treinta y dos años de dejadez y desidia lo menos que podría esperarse es que el PP dejase de jugar con las cosas de comer y devolviese la Nave al pueblo al que pertenece, que tuviese la decencia de no impedir utilizarla por el temor de que alguien se ponga la medalla de ponerla en valor. Conociéndolos sería una inmensa sorpresa pero como no está prohibido soñar yo insisto en el tema: DEVUELVANLA.
También juego a la primitiva.
