Castor oil

Viernes, 19 Mayo 2017 16:42

El pasado domingo Jordi Évole, uno de los periodistas más decente y lúcido de este país, dedicó su programa SALVADOS al tema de la plataforma CASTOR, aquella que provocó seísmos en la zona del delta del Ebro.
 
El proyecto se aprobó en 2008 por el gobierno Zapatero y se barajaba un coste inicial de unos 400 millones. Un estudio realizado por los documentalistas del programa denunció que el pliego de condiciones realizado por el Ministerio de Industria estaba tan amañado y tan a la medida de ACS que solo podía ser adjudicado, como así fue, a la empresa de Florentino Pérez (y eso que Zapatero decía que era del Barça) Una vergüenza para los que dicen defender la libre competencia.
 
A partir de ese momento la cosa empezó a crecer y ya en 2011 (con el PSOE todavía en el gobierno) se metió en 1193,5 millones. En 2013, ya con gobierno del PP, la cosa subió hasta 1700 millones.
 
Como sabemos, el gobierno tuvo que prohibir que continuasen las perforaciones porque los más de 500 seísmos que se produjeron demostraban que los estudios realizados por la empresa no eran de fiar y porque allí se podía haber generado un cataclismo de ignoradas dimensiones.
 
Entonces Florentino sacó la varita mágica: resulta que el contrato que ACS tenía con el gobierno contenía una cláusula de garantía que obligaba al Estado a hacerse cargo de las pérdidas (¿no pasó algo así, recuerden, con las autopistas?) Entonces Florentino infló en 295 millones más las pérdidas, el ministro Soria lo aceptó y todos contentos. Pero ¿quién pagó? El ministerio de industria dispuso que la factura del gas y los usuarios estamos para eso y así, en cómodos plazos, durante 30 años, hasta el año 2044, estaremos pagando un gas que no gastamos, ni usamos, ni disfrutamos.
 
La cosa es muy escandalosa se mire por donde se mire. Jordi Évole señaló muy bien que por este caso habían pasado todos los ministros de industria de Zapatero y el ministro Soria del PP y todos fueron muy condescendientes y amables con Florentino. Reconocían que la cosa había salido muy mal pero que nadie sabía quién era el culpable, nadie asumía ninguna responsabilidad ni tampoco señalaba a nadie. Se evidenció absolutamente claro a lo largo del programa que existe un pacto de silencio entre los dos partidos, que aparentan ser antagónicos y que se enfadan cuando se les llama casta, o trama, o cuando se dice que son iguales. Una vez más demostraron en la práctica que están en la misma honda, que no es que no resuelvan los problemas sino que más bien ellos son el problema.
 
Una curiosidad. Parece que les traicionó el subconsciente cuando denominaron este proyecto Castor: Castor oil es como se conoce en el mundo al aceite de ricino. ¡Aaaggg!

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