Gran maestría

Viernes, 10 Marzo 2017 20:32

El alcalde de la ciudad, Francesc Fernández, siempre que se lo propone, logra montar algún número para distraer la opinión del respetable. Esto, lejos de ser un defecto, es una gran virtud. Ya decía Alfonso Guerra, gran especialista en eso de atraer el foco mediático hacia un determinado punto, que un escándalo se apaga con otro mayor. El pasado día 28, por ejemplo, se abrió el pleno de febrero con unas cuantas expulsiones de concejales del PP. El alcalde se puso en plan ordeno y mando y no se cortó ni un pelo. Ni que decir tiene que ese trozo del video ha circulado masivamente por las redes sociales y los whatsapp. Si no fuera porque el municipio queda a la altura del betún, como divertimento no está nada mal. Sobre todo cuando el alcalde le pasa el micro al secretario y éste le pregunta: «qué quieres que diga». Irrepetible.
 
Cuando todavía se sigue comentando esta actuación estelar de nuestro alcalde, se vuelve a montar parda con sus escuetas opiniones escritas en el muro de Facebook, que claramente van dirigidas al partido de Ciudadanos, aunque mucha gente se ha cabreado porque no lo ha entendido así, y claro, que a uno lo llamen paleto y provinciano porque no habla el valenciano, pues la verdad es que tiene poca gracia. De hecho, la primera autoridad local ha tenido que salir al paso, con una aclaración en la que reconoce que es castellanoparlante y que su lengua materna es el castellano. Es más, ha conseguido que los tres portavoces municipales salten como resortes y le tiren sus criticas políticas más envenenadas, por tanto, mientras alimentan esta polémica completamente estéril, pasan por alto otras cuestiones de mayor calado.
 
Aquí, desde que se inauguró esta legislatura, estamos alimentando una cortina de humo detrás de otra. ¡Ojo!, los medios de comunicación son los principales responsables. Entretanto, no se habla de otra cosa. Hay que reconocer, por consiguiente, que la maestría de nuestro alcalde para distraer la atención, es propia de los mejores trileros, todo sea dicho con el debido respeto y sin acritud, por supuesto. Aquí todo el mundo está embobado a ver dónde está la bolita y, mientras nos entretenemos con esto, va pasando el tiempo. Tanto es así que en cuestión de algunas semanas ya se habrán cumplido los dos primeros años de este Gobierno. Sí, sí, dos años ya. Cómo corre el tiempo, ¿verdad?
 
No pretendo frivolizar cuestiones tan importantes como el conflicto de Lafarge, pero todos sabíamos desde el principio que será la Generalitat la que, finalmente, tendrá que pronunciarse sobre el permiso de ocupación de monte público que ha solicitado la empresa y el paraje natural municipal de la montaña de Romeu.

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