Las cosas claras

Viernes, 03 Febrero 2017 20:46

El Gobierno municipal de Sagunto, cuando argumenta que quiere compaginar la continuidad de los puestos de trabajo de Lafarge con la protección de la montaña, creo que nos está tomando el pelo. Menuda tontería. Esto lo dicen para quedar bien, pero no deja de ser otro mensaje falaz y demagógico. Para garantizar el empleo directo e inducido que genera la fábrica de cemento, es necesario extraer caliza, bien del actual yacimiento, en Salt del Llop, o bien de El Piñal, esto es incuestionable. Es decir, para que la fábrica siga trabajando hay que machacar la montaña, sí o sí. En cambio, si optamos por proteger el monte, está claro que hay que cerrar la actual cantera y no abrirla en El Piñal, lo que lleva implícito, sí o sí, el cierre de la empresa.
 
Los nacionalistas de Compromís lo dejan bien sentado en su programa electoral con el que se presentaron a las pasadas elecciones en Sagunto, según reza en la página 64 de la versión en valenciano: «Homologación del suelo No Urbanizable Protegido para eliminar la tolerancia extractiva en zonas protegidas». Se podrá decir más alto, pero no más claro. Cuestión distinta es que nuestros políticos locales no se atrevan a defender públicamente que, por proteger la montaña de Sagunto, están dispuestos a que cientos de trabajadores se queden en el paro, porque de eso es, en definitiva, de lo que se trata.
 
La repentina preocupación por el aire que respiramos, también insulta a la inteligencia. Cuando la famosa Petrolev arrojaba a la alcantarilla los residuos petrolíferos, solo, repito, solo protestaron los vecinos afectados de la zona de Maestrat, que se asfixiaban con aquellas emanaciones tan tóxicas. Cuando nuestro alcalde dirigía el urbanismo en Sagunto, entre 2003 y 2007, formando parte de aquel Gobierno, llamado de progreso, se potenció un desarrollo urbanístico depredador e injustificado. Nadie salió a protestar porque se arrasaran campos y campos de naranjales, hoy convertidos en solares abandonados, plagados de matorrales y cientos de farolas. La eliminación de aquella gran superficie árborea ha perjudicado al medio ambiente y a la calidad del aire que respiramos.
 
No nos engañemos, todas las empresas instaladas en este municipio contaminan, unas más y otras menos, pero decirle a los vecinos que se van a morir de cáncer por las emisiones de Lafarge y olvidarse de lo que tira a la atmósfera AGC, que es mucho, Fertiberia, o la térmica, incluso los coches que circulan por las calles, es, sencillamente, insultante. Al señor Fernández le importa bien poco que los porteños respiremos aire de mala calidad, lo que le preocupa es proteger su montaña, la del héroe Romeu.

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