Arriba y abajo

Viernes, 20 Enero 2017 18:50

Conforme se van agudizando las contradicciones, se ve con más claridad que Sagunto está formado por dos pueblos distintos, por dos realidades sociológicas, culturales y económicas claramente diferenciadas. Efectivamente, el conflicto suscitado con Lafarge es el último ejemplo de ello. El convenio firmado entre la cementera y el Ayuntamiento en 2013, que fue aprobado en el pleno municipal por PP, PSOE y la entonces SP, es decir, por 18 de los 25 concejales de la Corporación, recoge el cierre de la cantera Salt del Llop en 2030 como fecha máxima o en cuanto se abra El Piñal, que es la alternativa al actual yacimiento.
 
Este acuerdo, que, como veremos, no será muy diferente a lo que finalmente pacte el cuatripartito con la empresa y la Generalitat, se gestó entre las partes con poco ruido, considerando los diferentes intereses que concurren: poner fecha de caducidad a la actividad extractiva en Salt del Llop, atendiendo a la reivindicación de los residentes en las proximidades de este entorno, proteger la montaña del Romeu y restaurar la cantera actual, garantizando la viabilidad de la cementera con la apertura de una nueva pedrera en El Piñal, y, por consiguiente, asegurar la continuidad del empleo.
 
Sin embargo, con la llegada de Francesc Fernández a la Alcaldía de Sagunto, se abría nuevamente la caja de los truenos. Como dijo Teresa García en el pleno del pasado día 17, la montaña del Romeu, al margen del valor medioambiental que pueda reunir, tiene otras connotaciones de carácter histórico. Es evidente que, ante este asunto, las prioridades de los saguntinos no son las mismas que para los porteños. El alcalde, legítimamente, defiende prioritariamente el entorno natural del casco histórico y el bienestar de sus vecinos, en este caso, los que residen a las faldas de la cantera, mientras que la continuidad de la empresa queda en un segundo plano. Para los que vivimos en El Puerto, que ya sufrimos en la década de los 80 el cierre de la siderúrgica, lo prioritario es el mantenimiento de la industria y la conservación del empleo, en este caso, además, un empleo de calidad.
 
Otro ejemplo muy claro es el gran interés que tiene nuestra primera autoridad local por recuperar el puerto romano del Grau Vell, por poner otro ejemplo, mientra que para una gran parte de los porteños, lo más importante es recuperar el pantalán, que, por cierto, está que se cae. Ya sé que no son aspiraciones incompatibles, pero es evidente que el orden de preferencias sí que es diferente.
 
Lo dicho, a los saguntinos y a los porteños nos ha tocado vivir bajo un mismo marco administrativo, aunque, como salta a la vista, las motivaciones en uno y otro lado del municipio sí son distintas.

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