Hoy se ha escenificado en el salón de plenos municipal la consecución de un gran logro, me refiero a la incorporación del PSOE al Gobierno de Sagunto, aunque, realmente, solo se ha institucionalizado una relación que ya venía funcionando de facto desde el inicio de la legislatura. No se puede negar que el PSOE, en aquellos asuntos de verdadera importancia, siempre ha sumado con el tripartito, haciendo sus aportaciones y planteando sus condiciones, como es natural.
Aunque todos se han referido a la estabilidad que aporta al Gobierno de la ciudad la incorporación del PSOE, a mi criterio, la intervención de más dimensión ha sido la del portavoz de Esquerra Unida, Guillermo Sampedro, quien ha dicho, por un lado, que el acuerdo progresista que hoy se firma, «queda más definido con la presencia del PSOE» y que la pertenencia del PSOE al equipo de Gobierno «puede ser de gran ayuda a la hora de poder llamar a puertas que hasta ahora sólo estaban entreabiertas», en clara referencia a la Generalitat. Sampedro, que suele ser parco en palabras, en esta ocasión también ha sido breve, pero inquietante.
Es todo un descubrimiento, sin duda ninguna, que el Gobierno de Sagunto, con un alcalde de Compromís y una diputada autonómica del mismo partido, necesite del PSOE para llamar a puertas de la Generalitat que, hasta ahora, solo estaban entreabiertas. En todo caso, el señor Sampedro, que conoce muy bien los intríngulis del Gobierno local, sabrá de lo que habla.
Efectivamente, como dice el portavoz de EU, ahora queda todo más definido, el alcalde ya no podrá apelar a la falta de una mayoría suficiente para poder desarrollar sus iniciativas. Ahora ya no tiene excusas. También es lamentable que por enfrentamientos personales no se haya podido materializar este acuerdo mucho antes, aunque, como he dicho, en los aspectos ciertamente importantes, el PSOE siempre ha estado ahí, arrimando el hombro y apagando fuegos. En este aspecto, creo que es necesario resaltar el papel que han jugado algunas personas, como, por ejemplo, Miguel Chover. Creo que este acuerdo es bueno para la ciudad, en tanto en cuanto, garantiza la estabilidad del Gobierno y posibilita que su acción no esté sujeta a la caprichosa voluntad aritmética.
Sería deseable que con la incorporación del PSOE, cuyo principal activo es la experiencia acumulada, el equipo de Gobierno alcance en breve velocidad de crucero y paulatinamente se vayan viendo los frutos. El alcalde ya no podrá responsabilizar a la Santa Compaña, que es como denomina a la oposición, de que no le dejen gobernar. Ya ha cambiado el cuento radicalmente. Ahora toca torear.
