En la tarde del pasado miércoles, asistí a la presentación de las conclusiones del Plan Estratégico de Reindustrialización del Camp de Morvedre. La verdad es que lo primero que me llamó la atención fue la escasa asistencia de público, sobre todo, teniendo en cuenta que su elaboración ha sido muy participativa, según aseguró el representante de Imedes, Eduardo Amer, aunque los agentes socioeconómicos y demás intervinientes hablan más de ser convidados de piedra. No obstante, este aspecto, sobre ser importante, no es, a mi criterio, el de mayor calado.

 

Como en este 2016 ha hecho cuarenta años que me dedico a este oficio, la verdad es que he visto muchas cosas en este municipio. Mientras escuchaba atentamente a los ponentes y tomaba notas, me trasladaba mentalmente a otra presentación, la del Plan estratégico de Sagunto, allá por la década de los 90. Para que luego digan que los hombres no somos capaces de hacer varias tareas a la vez. Aquel estudio, que fue bastante más participativo que este, y que costó 25 millones de pesetas, alrededor de 150.000 euros, se presentó como una excelente herramienta para poner al día la comarca de Sagunto. Y lo era.

 

El miércoles ocurrió lo mismo, el Plan Estratégico de Reindustrialización también se 'vendió' como un instrumento decisivo para encarrilar la comarca en la vía del crecimiento industrial. El Plan Estratégico de Sagunto no sirvió para nada porque faltó lo principal: el dinero para desarrollarlo, y mucho me temo que con este nuevo ocurra lo mismo. Para que ustedes se hagan una idea, con estos estudios ocurre lo mismo que con el enfermo que tiene una grave dolencia y acude al médico para que le diagnostique y le recete el tratamiento más eficaz, como el paciente no tenga dinero para comprar las medicinas, al final se morirá.

 

Que conste que no estoy negando que haya sido un acierto del tripartito consultar a los mejores doctores para conocer las dolencias, el diagnóstico y la cura. Sin esa base fundamental no se puede avanzar, pero, ¿habrá dinero para sufragar el coste de los fármacos? Esa es la cuestión básica, porque si no hay disponibilidades económicas en la proporción que se requiere, lo que se ha hecho hasta ahora será de dudosa utilidad.

 

El experto catalán en captación de inversiones que intervino, Juan José Berbel, marcó el rumbo a seguir de manera magistral: «cuidar lo que tenemos, captar nuevas empresas y favorecer el crecimiento de las existentes». Empecemos por ahí, y cambiemos el chip, que la fama que tiene este municipio de conflictivo y toca pelotas, no favorece, precisamente, la atracción de nuevas inversiones.