En el pleno municipal del pasado 14 de junio se aprobó inicialmente la Ordenanza de Terrazas. Los que tuvieron ocasión de seguir la sesión, recordarán que algunas voces afines, elogiaron el esfuerzo y la valentía del Gobierno tripartito por afrontar un problema enquistado durante años, que se iba a resolver, de una vez, con la aprobación de esa nueva normativa. Al final, como suele ocurrir en estos casos, el tiempo pone a cada cual en su sitio, y la verdad es que ha bastado con unas pocas semanas para que todas aquellas afirmaciones tan atrevidas, tan poco documentadas y tan insensatas, hayan quedado en nada.

 

Cuando todavía no había vencido el periodo de exposición pública, que caduca este 9 de septiembre, tuvo que salir a comerse otro marrón la concejala del ramo, Roser Maestro, de Esquerra Unida, para decir que aquella ordenanza, que nos vendieron como algo maravilloso, va directamente a la papelera y que se va a trabajar en otra nueva. Según la propia Maestro, la redacción de un nuevo texto se hace necesario porque «las modificaciones principales vienen motivadas por imposiciones de leyes superiores». ¿Qué ha ocurrido aquí?, ¿que no se tuvieron en cuenta las leyes superiores? Estas cosas suceden cuando se va con prisa y se elabora el texto regulador cortando y pegando de otros modelos encontrados en internet. Algo muy típico.

 

Sería injusto responsabilizar de este espantoso ridículo a la señora Maestro, que, a mi criterio, no es la que más responsabilidad tiene en lo que ha ocurrido. Aquí se generó un problema cuando el Ayuntamiento ordenó desmontar una terraza ilegal y dejó en pie las demás, que también son ilegales. A partir de ahí se dio la orden, a espaldas de Roser Maestro, de que se denunciase a todos los titulares con instalaciones al margen de la legalidad y, cuando los hosteleros recibieron las cartas, después de ver que a un comerciante le desmantelaron la marquesina, el pollo que se montó fue sensacional, así que, de prisa y corriendo, se llevó al pleno del 14 de junio una ordenanza de corta y pega que era un verdadero coladero, por abrir la puerta a la arbitrariedad. Esperemos que en este segundo intento, sin la presión del sector, se hagan las cosas de forma correcta y, como dice Roser Maestro, se compaginen bien los derechos de los hosteleros, de los vecinos y viandantes, para evitar abusos y molestias.

 

Antes de terminar, quiero referirme al coche oficial que se ha proporcionado el señor alcalde, reparando un Audi 4 de noviembre de 2002 que estaba decomisado en la Central de Policía. El señor Castelló suprimió el vehículo oficial y el señor Fernández lo recupera. Vivir para ver.