Hace hoy 77 años, el 5 de mayo de 1939, fueron fusilados en el cementerio de Sagunto, 27 hombres, cuyo único delito, según el Tribunal que los “juzgo”, fue su supuesta ADHESION A LA REBELION. Curiosa acusación si tenemos en cuenta que, quién vulneró la legalidad vigente, quién se alzó contra la 2ª República, mediante un incruento golpe de Estado, fue el General Francisco Franco, su verdugo.

Eran hombres que defendieron, hasta la muerte, los ideales y valores republicanos por los que lucharon durante sus cortas vidas: libertad, igualdad y fraternidad. Hombres que entendieron que sin esos valores no es posible una democracia plena. La república, para ellos, era su forma de vida. Una vida que perdieron el 5 de mayo de 1939.

Ocho de ellos eran de nuestra ciudad, de Sagunto, Francisco Blasco Vitoria “Colero”, Vicente Cardo Pomer “Pomer”, Pascual Casanova Bono “Tomata”, Juan López Moreno “El LLanterner”, Enrique Molina Górriz “Carabina”, Vicente Rochina Monreal, Enrique Selvi Mola y Joaquín Villalba Pascual; Doce de los que fueron fusilados esa mañana eran de Puçol, Vicente Claramunt Bosch, Vicente Sabater Soriano, José Ibañez Navarro, Dionisio Gayán Sanchís, Enrique Esteve Almenara, Vicente Ferrer Oroval, Enrique Casañ Gallego, José Martinez Soler, Antonio Prats Cases, Antonio Pineda Chofre, José Tomás Alonso y Antonio Rafael Ribelles; el resto, siete, de El Puig, Pablo Anglesola Pons, Eliseo Bernabé Ubach, Emilio Fuentes Cabañas, Juan Cortina Jiménez, Mateo Almenara Chulvi, José Alapont Durá y Fernando Duato Gimeno.

El 3 de abril de 1939, apenas dos días después de finalizar la guerra civil, se inició la cacería,  el futuro alcalde de Sagunto, Teodoro Torrejón Orduña, -la constitución de las Comisión Gestora en la que fue nombrado Alcalde fue el 8 de abril-  entregó ante el Juzgado de Sagunto, una “Información denuncia … de los individuos vecinos de este pueblo que actualmente se encuentran detenidos en la prisión de esta plaza”.

Son un total de 18 las personas detenidas, contra las que se inicia un procedimiento sumarísimo -Sumario 264 V 39 contra Ramón Sarrió Domínguez y 17 más- que concluirá apenas 18 días después -21 de abril de 1939- de presentada la denuncia.

El Juez Instructor, Amando García Royo, el 14 de abril, ratifica el procesamiento de 17 de los detenidos, proponiendo el sobreseimiento sobre uno de ellos, Juan Rochina.

Apenas cuatro días después -18 de abril- el Fiscal del Ejercito de Ocupación realizará su Calificación Penal en la que tras calificar “los hechos referidos anteriormente (hay una breve reseña de los supuestos hechos cometidos por cada uno de los acusados) como constitutivos de adhesión a la rebelión ….. pidió la pena “de MUERTE para los procesados Joaquín Villalba,  Juan López,  Pascual Casanova,  Enrique Molina,  Vicente Cardo, Jaime Alandi,  Enrique Selvi,  Vicente Rochina, Angel Pérez y Francisco Blasco; solicitando penas que iban desde los 12 hasta los 30 años para el resto de procesados.

La parodia de juicio tiene su culminación con la celebración, en los Juzgados de Sagunto, el 21 de abril de 1939, del llamado “Consejo de Guerra Permanente”. Ese mismo día, se dicta la sentencia que ratifica las condenas solicitadas por el Fiscal, a excepción de Jaime Alandí (20 años de reclusión menor) y Angel Pérez (30 años de reclusión mayor).

Los ocho saguntinos condenados a muerte, junto con los 12 de Puçol y los 7 de El Puig, condenados en el procedimiento sumarísimo núm. 266-V-39, seguido en los Juzgados de Valencia, fueron fusilados la madrugada del 5 de mayo de 1939, sin previo aviso a sus familiares.

Como recordaba Lola Pineda, hija de uno de los fusilados y que, entonces contaba con 13 años de edad, “esa mañana me dirigí, como todas las mañanas desde que mi padre fue encerrado, andando desde Puçol, junto con otras mujeres, hasta el almacén que había junto a la estación, para llevarle comida. Cuando llegamos, nos dijeron que ya no estaban allí, que se los habían llevado al cementerio. Cuando llegamos al cementerio y en la misma puerta, nos anunciaron que los habían fusilado y enterrado”.

Sus restos fueron depositados en una fosa común, que ocupaba una parcela de 6,75 m2 en el cementerio de Sagunto. Parcela que, 11 años después, tuvieron que comprar los familiares de los allí enterrados por 2.700 pesetas.

Durante más de 30 años, fue el lugar donde familiares y amigos depositaban, en ocasiones a escondidas, unas flores que recordaban que allí estaban los restos de sus seres queridos.

El 14 de mayo de 1970, la Comisión Permanente del Ayuntamiento de Sagunto, autorizó la permuta de estos terrenos, por dos nichos, donde pocos días después, tras ser exhumados los restos, los depositaron. Por dificultades propias de la época y las censuras consecuentes y, a pesar de la voluntad de sus familiares, la inscripción que recoge la lápida que cubre ambos nichos, es tremendamente injusta con las personas que allí reposan. “AQUÍ YACEN LOS DEL 5 DE MAYO DE 1939”, reza dicha inscripción. Ni una sola referencia al motivo, ni un recuerdo de sus identidades. Sólo la visita constante e intima de sus familiares o los homenajes que, desde hace un lustro, les dedica la Plataforma 14 d´abril de Puçol, nos recuerdan que allí descansan los restos de 27 personas vilmente asesinadas.

El Municipio de Sagunto, hoy 5 de mayo de 2016, en cumplimiento del  acuerdo unánime del Pleno del Ayuntamiento de 29 de septiembre de 2015, ante una propuesta presentada por el PSPV-PSOE en colaboración con el Grupo por la Recuperación de la Memoria Histórica de Valencia, viene a reparar tamaña injusticia modificando la leyenda de dicha lápida.

Hoy, 77 años después, dignificamos su memoria, los identificamos y los recordamos, porque ellos murieron por defender la democracia y la libertad. Verdad, Justicia y Reparación.