Milongas

Viernes, 29 Abril 2016 20:12

No es la primera vez que escucho o leo que, por ejemplo, desde el Ayuntamiento es complicado hacer políticas de izquierdas «en toda su amplitud» porque se está trabajando con presupuestos prorrogados, o que no se puede acometer determinada inversión porque el Gobierno municipal no cuenta con nuevos presupuestos. La última vez que escuche esta faláz cantinela, fue en el pleno del pasado martes, cuando el equipo de Gobierno se excusó ante el Alas Sagunto con la susodicha explicación de que, al no disponer de presupuesto, no se puede atender la reivindicación de este Club. Creo que, por encima de todo, a los ciudadanos hay que decirles la verdad.
 
Es falso que no se puedan acometer determinadas políticas o ejecutar ciertas inversiones por el hecho de que se esté trabajando con presupuestos prorrogados. Si realmente fuera tan rígida la dinámica de funcionamiento, ¿cómo es posible que el actual Gobierno municipal tenga comprometido el pago de un millón de euros en factura sin consignación presupuestaria? Es decir, que ese gasto no estaba contemplado en el presupuesto. Claro que se puede, es cuestión de que haya voluntad política, porque, si realmente se quiere, se reajustan las partidas para que se pueda disponer de los fondos necesarios. Dicho en términos comprensibles, se desnuda uno o varios santos para vestir otro.
 
Lo que pasa es que este subterfugio viene de perlas para rechazar aquellas reivindicaciones que reclama la ciudadanía y no son prioritarias para el Gobierno de turno, en este caso, el tripartito que forman Compromís, EU y ADN Morvedre. Además, lo mejor de esta justificación es que permite trasladar toda la responsabilidad a la oposición, por no aprobar los presupuestos. Para verlo gráficamente: el Gobierno es muy sensible a las reivindicaciones ciudadanas, que siempre son justas y necesarias, pero como los de la oposición son muy mala gente y no aprueban las cuentas municipales, el resultado es que no se pueden atender las peticiones vecinales. El falso razonamiento tiene que ser simple, para que todo el mundo lo entienda, reduciéndose todo a una cuestión entre buenos y malos, como si fuera una película del oeste. Es difícil que la excusa utilizada pueda ser más maniquea. Habrán adivinado fácilmente, con poco esfuerzo, que en esta película los buenos son los del Gobierno y los malos, malosos, los de la oposición, pues de eso se trata, de trasladar toda la culpa a los partidos opositores.
 
En definitiva, que nos tratan a todos como si fuéramos tontos de remate, gente ignorante a la que pueden engañar, que se conforma con unas palmaditas en la espalda y cuatro milongas. Lamentable.

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