En respuesta a EU, pero sin improperios

Viernes, 01 Abril 2016 15:20

No ha encajado nada bien el grupo municipal de Esquerra Unida los comentarios de mi última columna, titulada: Un paripé, que se publicó el pasado 23 de marzo. En mi muro de Facebook podrán ver el hilo abierto por Rafael Garzó, en el que una peña de afines han dejado sus particulares aportaciones. Les invito a que las lean. Este grupo, motivado por el apasionamiento, se ha limitado a distraer la atención con descalificaciones que, en ningún caso, abordan el fondo de la cuestión planteada.
 
Ellos, con decir que este periódico es el gabinete de comunicación de Lafarge; asegurar que la cementera es la principal fuente de financiación de este medio; o que es un periódico basura, entre otras lindezas, dan por cumplido el objetivo. En eso no se diferencian nada de sus viejos camaradas del partido, especialistas en linchar socialmente a las voces discrepantes. Pero en El Económico ya estamos curados de espanto, estas lapidaciones públicas no son las primeras ni serán las últimas. En tiempos del tripartito de progreso, entre 2003 y 2007, la entonces alcaldesa, Gloria Calero, acusó a este periódico de ser «el brazo armado de los segregacionistas». Después, entre 2007 y 2011, los segregacionistas, precisamente, atacaron a El Económico por tierra, mar y aire, hasta lanzaron panfletos por la calle con mi fotografía para insultarme, tachándome de «traidor de los porteños». Les diré más, prepararon un video donde envolvían la caca de un perro con uno de nuestros ejemplares. Todo esto fue urdido por Jaime Goig.
 
Visto lo visto, se trata de montar mucho ruido para tapar lo que realmente importa. Un truco barato. ¿Es verdad o no es verdad que el grupo de EU podría haber impedido que el Gobierno local, del que forma parte, aprobara la ampliación del colegio San Vicente Ferrer de Sagunto? Si Sampedro y su equipo se hubieran hecho de valer, poniéndose en su sitio, otro gallo hubiera cantado. Lo que pasa es que, para eso, hay que enfrentarse al alcalde, con todo lo que ello implica.
 
¿Es verdad o no es verdad que con esta decisión se va a potenciar la enseñanza concertada en un centro religioso del casco histórico? Este hecho no tendría más importancia si no fuera porque, al mismo tiempo, se ha sentenciado el IES núm. 5 en el núcleo porteño; porque, ¿es verdad o no es verdad que tan reivindicado instituto se ha quedado fuera del Mapa de las Infraestructuras Escolares de la Generalitat 2016-2019? Por último, ¿es verdad o no es verdad ese rumor, cada vez más extendido, de que tras esta modificación del planeamiento urbanístico para ampliar el citado centro educativo, hay un cambalache político. Un toma y daca?
 
No se puede negar que la ampliación del colegio San Vicente Ferrer de Sagunto, cuando se materialice, mejorará la oferta educativa del casco histórico, lo que, sin duda ninguna, beneficia, de todas todas, a Compromís, que tiene su principal granero de votos en esa parte del municipio, pues 4,5 de cada 10 residentes en Sagunto ciudad votaron en las municipales a esta opción nacionalista. También es rigurosamente cierto que no se mejora la oferta educativa pública a los residentes en El Puerto, al menos, en los próximos 4 años, al no estar prevista en esta legislatura la construcción del Instituto de Secundaria núm. 5.
 
Decía en mi columna, motivo de tanto improperio, que era un paripé, por parte de EU, presentar alegaciones ante las Consellerias de Agricultura y Medio Ambiente y la de Vivienda y Obras Públicas, contra la ampliación del colegio San Vicente Ferrer de Sagunto, «por destruir más de 22.000 metros cuadrados de bosque», porque el grupo municipal de EU lo podía haber evitado, impidiendo que se tomara el acuerdo. O sea, que primero permiten que se apruebe la modificación del planeamiento, y luego, cuando se percatan del revuelo que se monta, se sacan de la manga estas alegaciones para justificarse ante su electorado. Eso es lo que se llama gestión de daños.
 
Por otro lado, es rigurosamente cierto que si la empresa cementera se queda sin caliza, que es la materia prima para fabricar cemento, su cierre será inevitable. Esto, que es axiomático, pone de relieve que el Gobierno local, donde también se encuentra EU, antepone la conservación de la montaña del Romeu a la continuidad de la empresa cementera y los puestos de trabajo directos e inducidos que genera. No cabe duda, sin embargo, que el Gobierno municipal incurre en una tremenda contradicción, al mismo tiempo, dando vía libre al arrasamiento de 22.000 metros cuadrados de bosque. ¿Cómo se explica esto? Si lo que se pretende es propiciar el cierre de esta empresa y la excusa justificativa es la montaña del Romeu, que se diga con claridad. No pasa nada.
 
El mismo Rafael Garzó, que en tiempos fue coordinador de Izquierda Unida, ya apunta maneras al afirmar, en uno de sus sobresalientes comentarios, hacia dónde debe ir la política industrial: «Tampoco entiendo cómo cierran filas con El Económico cuando es obvio, público y notorio que este medio se financia en gran parte con los fondos de una empresa que, de forma descarada, palmaria y temeraria, perjudica tanto el Medio Ambiente del Puerto como la Salud de las porteñas y porteños. Por no hablar del resto de la comarca, porque doy por hecho que no interesa a SP - IP qué ocurre más allá del Carreful, dada su voluntaria limitación al ámbito del Puerto. Es, cuanto menos, incoherente que estas personas no manifiesten preocupación por el enorme deterioro en la calidad de vida de las ciudadanas y ciudadanos del Puerto que Lafarge está perpetrando con patente de corso, centrándose en defender al señor Belzunces de mi opinión que, cuanto menos, es tan opinión como la suya. Hagan ustedes el favor de defender los intereses y el bienestar de TODAS las porteñas y porteños, y no sólo el de unos pocos». La cita es literal, aclaro.
 
Estas palabras son inequívocas, Esquerra Unida no quiere en el municipio empresas de estas características, ya lo dejó claro el candidato a la Alcaldía por este partido, Guillermo Sampedro, en una entrevista que publicó este periódico el 8 de mayo del pasado año: «Nuestro cupo de empresas contaminantes y peligrosas está completo», lo cual, también coincide con lo que piensa Compromís y más concretamente la concejal de Medio Ambiente y diputada autonómica, Teresa García, que en su artículo titulado: Fam o Fum. Fum o mort?, publicado también en este periódico el pasado día 23, deja entrever la necesidad de cambiar el modelo productivo.
 
Queda claro, por consiguiente, que existe gran sintonía entre lo expresado por estos destacados miembros de EU y lo que escribe nuestra parlamentaria autonómica de Compromís. Sin embargo, hay unas cuantas empresas en este pueblo, cuya actividad dista mucho de ser limpia. Además de Lafarge, podemos hablar de la central térmica, de AGC Flat Glass Ibérica, cuya chimenea, la más alta de la zona, emite 24 horas al día residuos a la atmósfera, de Fertiberia, incluso de ArcelorMittal, etc.
 
Es curioso que en El Puerto se batallara 14 meses seguidos por el mantenimiento de la cabecera siderúrgica integral, que era una de las industrias más contaminante de la Comunidad Valenciana, o más recientemente se haya salido a la calle para exigir la continuidad de Galmed o Bosal, y, al mismo tiempo, se esté limitando la llegada de industrias, cuando no ahuyentando con estas prácticas a los inversores que quieran asentarse en este municipio.
 
Como se ha publicado recientemente en este mismo periódico, Sagunto pasa por uno de sus peores momentos. Los datos acreditan que la situación, desde luego, es mucho más crítica que la existente cuando se cerró la siderúrgica, entre otros motivos, porque no hay a la vista, ni en el corto ni en el medio plazo, expectativas de mejora. La tasa de paro en 2015 alcanzaba en Sagunto el 20,99%. Después de destruirse miles de empleos durante los años de durísima recesión, las afiliaciones al régimen general de la Seguridad Social permanecen estancadas en Sagunto y sin signos de recuperación desde el pasado 2013. Por otro lado, el municipio ha perdido, entre 2010 y 2015, alrededor de un 2% de población. Las cifras son elocuentes.
 
Nuestro Gobierno municipal no quiere en este territorio empresas contaminantes, y aboga por un cambio de modelo productivo. Nadie puede estar en contra de esa ciudad idílica, donde todas las industrias sean limpias, los coches eléctricos y haya pleno empleo, ¿quién no se sube a ese tren?, pero la realidad se impone, y, mientras se van creando las condiciones para que se puedan cumplir esos sueños, habrá que ir pensando en el día a día, en la gente que está en el paro, en los que se marchan del municipio en busca de nuevas oportunidades. No se trata de darle carta blanca a las empresas, aunque muchas veces se haya hecho desde la instancia municipal porque políticamente convenía, ni de cambiar salud por empleo, será suficiente con que se cumpla la normativa vigente a rajatabla. Así pues, ustedes sabrán.

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