El Regimen del Pueblo

Lunes, 14 Marzo 2016 23:07

 
Tenía 17 años y era el año 1960, segundo año de la revolución castrista en Cuba y el veintiuno del “Año de la Victoria”, a solo cuatro de los “25 Años de Paz”. En el régimen de Franco todo tenia fechas con mayúsculas y celebraciones, lo cual comprendía sus parafernalias ensalzando el día del Alzamiento Nacional, el día de La Victoria, el día del Trabajo… como corresponde a un régimen nacionalista que se precie, así hoy, esta parafernalia la ostenta y es patrimonio de los fascismos periféricos, aunque algunos se empeñen en ser de izquierdas, en mi catalogo quedan en la izquierda fascista, los he homologado. En los talleres de AHV y de Menera recibíamos clases oficiosas de marxismo, anarquismo y comunismo. En el tajo, los trabajadores veteranos que habían sobrevivido a la república, a la guerra y a la posguerra, te daban sus conocimientos sociales y políticos, entre remache y soldadura. Félix era un soldador de unos 45 años, calvo y delgado, vivía justamente enfrente de la iglesia Begoña, para su castigo, pues era ateo y fue militante anarquista de de la FAI y del sindicato CNT, Felix nos decía que "La CNT eran los cojones de la FAI". Era un hombre muy culto, pues ejerció de profesor de lengua francesa y castellana en la república, fue represaliado y privado de su plaza de profesor después de algunos años de cárcel. Su idiosincrasia de profesor la volcaba con nosotros los aprendices de Menera y disfrutaba ejerciendo de profe. Teníamos profesores de todas las tendencias políticas de izquierdas y republicanos, por supuesto, y la formación la impartían gratis.
 
La formación política oficial, la recibíamos en la escuela con la asignatura FEN (formación del Espíritu Nacional), y que en realidad, al menos en El Puerto, pasaba casi desapercibida, en el bachillerato la daba el señor Ruiz, excombatiente, al cual le faltaban dos dedos de la mano que él atribuía al estallido de una granada de mano; mas que clase de política, lo que nos daba eran sus batallitas en el bando nacional contra los rojos. En la escuela de aprendices las clases, una vez a la semana y no todas, las daba el señor Eduardo Manzano, que posteriormente fue director de la nueva escuela Eduardo Merelló. Hay que reconocer que sus clases de la FEN no eran de alto sentido franquista, más bien las dirigía hacia el contenido político de los 27 puntos de Falange y la formación ciudadana, era una figura más de aquel tiempo y en el fondo un buen porteño. La impresión que guardo en memoria, es que el proselitismo del régimen fue mucho mayor por parte de la Iglesia Católica que por parte de los políticos franquistas, aquellas procesiones y campañas contra la blasfemia, las colectas callejeras, las clases de religión en todas los cursos, las catequesis… era como la imitación de su dios, omnipresente, y ¡vaya si lo estaba!
 
Mi “Formación del Espíritu Nacional” era completa, en casa, mi padre oía la “Radio España Independiente, La Pirenaica”, Radio Moscú, Radio Praga… todas las radios que se emitían para España y Latino América a partir de las diez de la noche, y a continuación, después de ciscarse en los fascistas y en Franco, mi padre me explicaba sus convicciones marxistas estalinistas, era la ideología ortodoxa de aquellas fechas, “La Dictadura del Proletariado”, el dogma estaba por encima de la razón, pero mi madre estaba al tanto para rectificar lo que ella consideraba improcedente o no se ajustaba a lo acontecido. Una noche mi madre le corrigió a mi padre su ardor comunista, al decirle “¡Calla, calla! que si no hubiera sido por… que salió en tu defensa, tus compañeros de partido te hubieran fusilado, al igual que lo hicieron con tu cuñado, que lo fusilaron por ser católico". Ella, mi madre, procedía de una familia de comerciantes posaderos, palentina y muy católica; y él, mi padre, procedía de una familia de pescadores santanderinos, tornero industrial de profesión, ateo y comunista hasta la tumba, ¡buena pareja! Buena para aquellas circunstancias, el tener familia en los dos bandos les permitió disponer de avales a derechas y a izquierdas. MI madre se refería a que mi padre salió en defensa de su cuñado que fue detenido y fusilado a las afueras de Reinosa por los milicianos de su propio partido comunista.
 
Aunque parezca insólito, la juventud industrial y estudiantil de entonces en el Puerto, tenía conocimientos de la política y de lo que se cocía en el mundo, posiblemente iguales o mayores a los que hoy tiene la juventud del “iPod touch” y supuestamente mejor formada. Seguíamos los acontecimientos de la revolución cubana, la rusa, la checa, la china y la de medio mundo con regímenes comunistas de ortodoxia estalinista, maoísta… pues cada país hacia de su revolución marxista, su propia ortodoxia de tipo nacionalista con sus postulados propios de elitismo político. El “Proletarios del mundo uníos” se disolvía en la identidad de la patria y entre el culto a la personalidad, era la guerra de los “Papados” había tantos comunismos como patrias y “Papas”. Era el enfrentamiento y descrédito de los unos contra los otros, de los estalinistas contra los maoístas; y los albaneses, los checos, los rumanos… cada país interpretaba el socialismo a la medida del sátrapa que lo gobernaba, incluso los cubanos, recién llegados, tenían su socialismo a lo Fidel Castro, el “Castrismo”. Hoy continua con el Chavismo, el Anti-capitalismo… y recientemente con nombre “fuerza” como Podemos. Cualquier cosa menos Partido Comunista ¿Les dará vergüenza?
 
Con este bagaje político, y ya con 21 años y en 1964, me encontraba en Bergen, la segunda ciudad Noruega y la más bonita, tiene un enorme y precioso fiord, montes exuberantes, ríos de aguas limpias y frías con lagunas y cascadas donde las rubias vikingas, exhiben sus dotados pechos y nalgas, sus melenas rubias y sus ojos verdes esmeralda… pero en el apartamento de mi amigo de aventuras Erik, solo estábamos los dos viendo la televisión en blanco y negro, ni una rubia. Acabábamos de desembarcar del buque petrolero “Vega” y estábamos a la espera de que la compañía nos asignase un buque mercante con recorrido africano de distribución manufacturera… de pronto, en la pantalla del televisor aparece una noticia que me hace saltar del sofá “Nikita Cruschev se encuentra en este momento visitando el Fisketorget”. El Fisketorget es el mercado de pescado, justo a dos calles paralelas al puerto pesquero bajo las ventanas de nuestro apartamento. Bajamos con la cámara de fotos de Erik y a duras penas pude sacar la foto del político que más admiraba, ¡Nikita! El que había plantado cara a los EEUU de América, el que puso a Stalin en el sitio que le correspondía, el que se enfrento a la política desviacionista de Mao, a la política socialista de Albania, a la de Rumania… el que impulsó la política de “Coexistencia Pacífica” entre EEUU y la URSS, para dejar de hacer armas y transformar la industria de guerra Soviética en industria de bienes y dar “mantequilla al pueblo”. El que se quitó el zapato en la ONU, el que paseo a Rusia por todo el mundo siempre acompañado de su gran diplomático e inteligente ministro de Relaciones Exteriores, Adréi Gromyko… pero esta visita al mercado pesquero de Bergen fue su último viaje, los viejos zorros de El Kremlin, “el establishment”, ya le tenían preparada su jubilación forzosa ¡Nadie debe mover nada!
 
No pude hacer más que una foto válida y cuando la revelaron, estaba tomada por “el cogote de buitre” inconfundible y único de Nikita, solo puede ser él, y es él, esta foto es única, no hay otra. Hasta este día, mi fe en el paraíso comunista era inquebrantable, creía a pies juntillas todo lo que la radio en onda corta “Radio España independiente, La Pirenaica” y en conexión con Radio Moscú… muchas veces con la potente voz de “La Pasionaria” motivando las huelgas y la contestación al régimen… y otras veces se transmitían las entrevistas a los “Héroes del Trabajo” de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Impresionaba oírlos, todo era gloria y bien estar para los proletarios, tenía su lógica al fin y al cabo ¿No era su gobierno, el de los trabajadores? Estos “camaradas” contaban, como en la URSS se ataban los perros con longanizas, casas nuevas y gratis, vacaciones a gastos pagados al Mar Negro, medallas al mérito en el trabajo... Me cuenta un exiliado cubano, en la barra del bar, que diariamente se daban miles de medallas y que fue Leonidas Brézhnev, el sucesor de Nikita, quien montó una fabrica en toda regla, para fabricar medallas. Brézhnev desmontó los planes de paz de Kruschev y aumentó la producción militar, lo cual llevó a la Unión Soviética a la ruina económica y a su disolución. La culpa de la ruina económica no fue por la fábrica de medallas al mérito del trabajo, las razones principales fueron los estamentos estatales y los militares, o sea “Las Nuevas Clases”. Y sobre todo la gran razón, del hundimiento económico, de la Unión Soviética y países satélites fue la bajísima productividad debido a la desilusión y la no colaboración de los ciudadanos. Las dictaduras no ilusionan.
 
¡Goodbye Lenin! Sin duda, fue un gran ¡Adiós! la caída del muro, pero sin portazo. El primer portazo lo dieron el 23 de octubre de 1956, los obreros húngaros explotados por el régimen estalinista impuesto en 1948, se rebelaron contra la esclavitud. El segundo portazo lo dio el sindicato "solidaridad" en Gdansk en 1976, se rebelaron para ser libres. El muro cayó sin siquiera dar portazo, no lo soportaba ni la razón ni la dignidad.
 
Un mes más tarde de mi estancia en Bergen (La compañía naviera noruega nos enroló en el MERIKA, mercante de ruta africana) desembarqué en Gdansk, el puerto más industrial de Polonia y la ciudad donde los obreros de los astilleros, doce años más tarde, se rebelaron contra las duras condiciones de trabajo a las que les sometía el gobierno polaco. Durante seis días conviví con los ciudadanos comunistas polacos unos, y otros aficionados al Vódka y al trapicheo. Era el año 1964 y fue mi gran ilusión cumplida “Estar en el paraíso del proletariado”. La primera sorpresa que me llevé fue el día de zarpar hacia Polonia desde el puerto de Oslo, el capitán firmaba una solicitud expuesta en el tablón de anuncios del comedor, en la que nos pedía la entrega de pasaportes, esto nunca ocurrió en ningún puerto de otras naciones, ¿para que los quería el capitán?. ¿Se atreve alguien en especular por cual era la razón de pedir la entrega de todos los pasaportes? ¿Se había mareado el capitán en las revoltosas aguas del Mar Báltico?
 
Los pasaportes requisados por la policía polaca nos fueron devueltos el día de salida de nuestro buque Merika. Se nos entregó un pasaporte polaco con nuestros datos y una leyenda de advertencias de las prohibiciones: No salir de la ciudad, regresar al barco antes de la una de la madrugada.. etc. El barco fue registrado camarotes, sala de máquinas, bodegas… en la salida del buque habían dos soldados que te requerían ver la documentación (el pasaporte provisional polaco) y al salir de la dársena había que pasar el registro de aduanas. Tanto control no me extrañaba, mis dogmas de fe en el comunismo me decía que eran medidas correctas y necesarias, con toda lógica y legitimidad se protegían de la una posible infiltración capitalista. Luego supe que el esloti (moneda polaca) se pagaba diez veces mas en el cambio callejero (mercado negro) que en el banco, que los obreros trabajaban diez horas diarias sábado incluido (dos horas eran gratis para colaborar con la patria obrera), que no habían tiendas sino cooperativas con racionamiento y que bares solo eran tascas de Vodka. Me fui de Polonia reflexionando sobre la Dictadura del Proletariado,
 
¿Por qué nadie del pueblo estaba contento?
 
Un saludo. JLGándara

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Modificado por última vez en Martes, 15 Marzo 2016 13:12

 

 

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