Periodistas contra políticos

Viernes, 11 Marzo 2016 15:32

Siempre se ha dicho que la principal virtud del título de un artículo debe ser llamar la atención del lector. De momento comienza a leer, luego ya veremos. Espero que continúe. Las reflexiones que voy a hacer tienen que ver con la política y las relaciones de políticos entre sí, de la percepción de los ciudadanos sobre la política y los políticos y del papel de los intermediarios, de quienes informan, de los periodistas. Pero lo importante no es mi reflexión, sino la del lector, la del ciudadano.
 
Este jueves a las 21:30 “jugamos” un grupo de diputados de las Cortes un partido de fútbol 7 contra un equipo de periodistas. Efectivamente, periodistas contra políticos, de ahí el título. Pues bien, allí estábamos, esperando a entrar en el vestuario para cambiarnos, una docena de diputados del PP, PSPV, Compromís, Ciudadanos y Podemos. Hacíamos bromas y nos reíamos sobre anécdotas del Pleno que habíamos finalizado hacía escasas horas y, también, sobre nuestra penosa condición física. Al llegar el primer periodista y vernos, con ese ambiente, dijo: “la gente os tendría que ver así, no se lo creerían”. Y pensé que ese comentario daba para una reflexión aquí.
 
Las relaciones personales entre la gente que nos dedicamos a la política, suele ser cordial. Nos vemos todos los días, trabajamos en el mismo espacio, nos dedicamos a lo mismo. Y eso, lógicamente, genera buenas relaciones personales independientemente de nuestras adscripciones políticas. Así al menos me sucede a mí, tanto en etapa en el Ayuntamiento, como en Les Corts. Lamentablemente, como he dicho muchas veces, no llevamos una cámara en la frente y la gente no nos ve cómo trabajamos ni cómo nos relacionamos. Nos valorarían de otra forma.
 
¿Qué ve la gente del trabajo de los políticos? Fundamentalmente debates, opiniones y discusiones sobre temas concretos. Ve plenos o comisiones en las que existen posicionamientos contrapuestos, en ocasiones duros -y muy duros-, sobre una cuestión concreta. ¿Siempre hay debates encarnizados y disputas? No, en absoluto, lo que sucede es que las cuestiones en las que todos están de acuerdo o en las que se acercan posiciones, se alcanzan consensos y se vota conjuntamente, por lo general, no son noticia. Es decir, solo “vende” la confrontación y el debate y si es bronco mejor. Lamentablemente esto es lo que transciende a la opinión pública.
 
También se ven ruedas de prensa o artículos de opinión en los que los grupos políticos marcan su posicionamiento. ¿Cómo? Diferenciándose de los demás. Destacando sus particularidades y criticando las posiciones del resto. Así aparece tu opinión política y tu definición concreta en un punto, perfilándose en contraposición con el resto. Es decir, más de lo mismo, lo que se transmite a los medios es nuevamente la confrontación de ideas entre unos y otros.
 
¿Qué es lo que no se ve? Las interminables horas de trabajo en tu despacho, en salas de reuniones o en tu casa; las reuniones con compañeros de grupo sobre estrategia, temas concretos o preparatorias de iniciativas parlamentarias; las reuniones con compañeros de otros grupos políticos para acercar posturas en iniciativas o en enmiendas a proposiciones de Ley o no de Ley; el trabajo personal preparatorio y de documentación previo a intervenciones en Pleno, comisión, comparecencias e interpelaciones a Consellers, etc.; los trabajos de las Mesas de las que formas parte para ordenar los debates de iniciativas y comparecencias; las reuniones con ciudadanos, asociaciones, colectivos, sindicatos o empresas que solicitan para que puedas echarles una mano o que les pides tú para conocer de primera mano sus problemas e inquietudes; las reuniones de pasillo o de café informales con otros diputados para intentar lograr acuerdos o acercar posiciones, etc; y después, todas las cuestiones que tienen que ver con el partido, al que también se le dedican muchas horas por quienes tenemos responsabilidades.
 
Estas cuestiones son las que se ven y las que no se ven, por lo que, ciertamente, lo que transciende de la actuación política no es precisamente positiva. Pero hay más. A todo lo anterior se une la existencia de casos de corrupción en todos los partidos y comunidades autónomas, lo que conlleva que se levanten nuevas –y lógicas- barreras entre políticos y ciudadanos. Si además existe la moda en ciertos medios –porque vende- de hacer comparaciones falsas entre vacaciones de diputados y escolares en las que, según análisis oníricos, los políticos salen mal parados, la situación se agrava. Y si estos patéticos “análisis”, además se hacen buscando diputados en Les Corts un viernes por la tarde para corroborar que aquí nadie da un palo al agua, logramos pasar de una desafección a, casi casi, fomentar el odio hacia los que nos dedicamos a la política.
 
Por lo tanto, para poder sacar un conclusión de todo lo anterior, la pregunta es ¿Es normal la mala percepción que tienen los ciudadanos de los políticos? Y más allá de esto ¿Es normal que conceptos como “casta”, “privilegiados” o “clase” para referirse a los políticos fecunden en nuestra sociedad? La respuesta es sí en ambos casos, sin lugar a dudas es una conclusión lógica con esa información. Y esto me lleva, finalmente, a otra pregunta: ¿Piensa usted que políticos, periodistas, medios informativos y ciudadanos hacemos, cada uno en nuestra posición, todo lo que podemos para que se pueda apreciar y valorar la realidad de la dedicación a la política, a la cosa común, a la representación ciudadana? Reflexionemos, vale la pena dignificar la democracia.

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