Stop, obras

Viernes, 26 Febrero 2016 16:40

Hace ya muchos años que en Madrid casi siempre estaban de obras: calles cortadas, socavones, vallas, etc. Tanto es así que los madrileños decían con sorna que se estaba buscando un tesoro, pero aún no lo habían encontrado. Y en los últimos años algo parecido le ocurre  a nuestra población. El anterior equipo de Gobierno municipal no buscaba tesoro alguno, pero quiso arreglar muchas cosas y lo cierto es que se abrieron avenidas, remodelaron plazas,  asfaltaron calles que estaban en muy mal estado, etc..., haciendo bueno el cartel que figuraba en las vallas que cortaban el paso: “Rogamos disculpen las molestias, estamos trabajando para mejorar el entorno”, y lo mejoraron, pero las molestias fueron muchas porque cada una duraba una eternidad. Lo cierto es que aquello pasó, aunque de cara al electorado más bien sin pena ni gloria… bueno más bien con pena, pues los votantes no supieron reconocer el esfuerzo ni ver las mejoras.
 
Pero llega el nuevo equipo de Gobierno y la cosa sigue igual, claro, porque lo que está mal hay que arreglarlo, gobierne quien gobierne, pero me refiero igual o peor en cuanto al tiempo que se tarda en ejecutar las obras. El cartel de disculpas es el mismo, y, como siempre, quienes pagan el pato son los vecinos, porque para los residentes en la plaza o calle en obras es un verdadero martirio. Eso sólo lo sabe quien lo padece y puedo decir que a mí me está tocando vivir la odisea de las obras de saneamiento que se están realizando en la calle Libertad entre la travesía de Menéndez y Pelayo, y la calle Violeta. Empezaron el 1 de este mes, fecha en que tuvimos que sacar los vehículos de los garajes, y 25 días después  siguen con las zanjas, colocación de tubos, arena, etc. No sabemos cuándo terminarán porque nadie lo quiere decir, o nos dicen que “cuando terminen”. A mí me recuerda, salvando con muchísimo las distancias, cuando el Papa Julio II le preguntaba a Miguel Ángel cuándo estaría terminada la pintura de la Capilla Sixtina y éste le decía “cuando esté terminada” y el Papa contestaba: “¡Cuando esté terminada! ¡Cuando esté terminada!” Levantaba entonces encolerizado su bastón y golpeaba a Miguel Ángel en un hombro. Claro, nosotros no vamos a levantar bastón alguno y mucho menos golpear a los operarios, que no tienen culpa alguna (ni aunque la tuvieran), pero al menos nos gustaría tener más información. No basta con colocar un letrero prohibiendo utilizar un garaje con más de 30 vehículos, “desde el 1 de Febrero hasta la terminación de las obras”. ¡Más comunicación! Y, en lo posible, acortar plazos de ejecución tratando de dar servicio.

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