Paradojas industriales

Viernes, 19 Febrero 2016 14:53

En junio del 2013, los portavoces de los grupos municipales viajamos hasta Alemania, donde mantuvimos una reunión con directivos de ThyssenKrupp que nos dejaron con un palmo de narices, puesto que ratificaron los planes de la multinacional alemana de cerrar la planta de Galmed que está en nuestro pueblo. Recuerdo la preocupación con la que retornamos a casa, tras conocer que no había prácticamente posibilidades de que se echaran atrás en la decisión que afectaba a más de 200 trabajadores directos e indirectos. Los últimos trabajadores de Galmed, dejaron de prestar sus servicios en la Planta de Puerto Sagunto a mediados del año 2014.
 
El año 2015 comenzó con la decisión de la multinacional BOSAL, de cerrar la planta ubicada en el polígono SEPES. Sin previo aviso, sin despidos, de manera ilegal, puso de patitas en la calle a más de 220 trabajadores que durante todo este tiempo han mantenido una lucha ejemplar contra semejante atropello. Los miembros de la corporación participamos en reuniones y manifestaciones, en Valencia y Madrid, e incluso los sindicatos y algunos partidos políticos han llevado este asunto hasta las autoridades europeas.
 
Ante casos como estos, realmente los concejales o representantes municipales, solo podemos realizar labores de acompañamiento y de búsqueda de apoyos. Doy fe de que desde el Ayuntamiento se ha trabajado hasta donde se ha podido para encontrar las fórmulas de presión que permitieran buscar soluciones. Y todo ese esfuerzo se ha realizado para intentar mantener esos puestos de trabajo tan necesarios en esta comarca tan castigada por el desempleo.
 
Sin embargo, paradojas de la vida, el comportamiento de este ayuntamiento con una de las grandes empresas ubicadas en El Puerto, choca frontalmente con lo que todos habíamos defendido hasta ahora. La actividad de Lafarge se está viendo amenazada por el actual equipo de gobierno, que está poniendo todas las trabas habidas y por haber, en el intento de esta empresa, de prolongar sus actividades extractivas en la cantera de Romeu. Es tal la magnitud del problema, que si no se consiguen los permisos, la empresa puede verse abocada al cierre a finales del 2017.
 
No hay argumentación posible, para explicar que los partidos que se dicen defensores de los trabajadores, Compromís, EU y Podemos, estén a punto de cargarse el sustento de casi 500 familias. Los representantes de esas fuerzas estuvieron en algunos casos tanto en Alemania, como en Madrid o Valencia, defendiendo precisamente el empleo… ¿hipocresía?
 
No hay que recorrer grandes distancias para presionar a aquellos que han decidido cargarse a Lafarge. En este caso, al enemigo lo tenemos en casa. No habrá manifestaciones en Madrid o Bruselas. La batalla se librará en nuestro Ayuntamiento, en nuestras calles, en los medios de comunicación locales. Estoy convencido de que la inmensa mayoría de los porteños estamos al lado del empleo. Se acerca el momento de demostrarlo. Mucha fuerza a los trabajadores de Lafarge.

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