Hasta el propio Gobierno municipal reconoce que son optimistas las previsiones de ingresos plasmadas en el presupuesto de 2016. La oposición también coincide en señalar que la recaudación puede estar hinchada en alrededor de 7 millones de euros. Lo dijo hasta Raúl Castillo, portavoz de Ciudadanos, grupo que muy probablemente se abstendrá en el pleno del próximo martes para que el presupuesto pueda superar el trámite de su aprobación. Dado que los ingresos previstos no se van a producir, y como es fácil que sí se superen los gastos presupuestados, tengo muy pocas dudas de que Sagunto cerrará este 2016 con un importante déficit. Que van a ser mayores los gastos que los ingresos es algo que nadie discute, por tanto, si a finales de 2016 se cierra el ejercicio con un agujero de varios millones de euros, la pregunta es obligada: ¿por qué permite la Intervención municipal que se hinche el presupuesto? ¿Acaso no se conocen los históricos reales que, por lo que se refiere a los ingresos, ha registrado el consistorio en los últimos años?
Está claro que si las empresas llevaran sus cuentas de la misma manera y los responsables de administración actuaran con tanta ligereza, la ruina sería su destino final, pero como en el caso de lo público todo se arregla subiendo impuestos y recortando servicios, que se gestione mejor o peor es ciertamente irrelevante. Si estas actuaciones tan temerarias afectaran, por ejemplo, a la nómina de funcionarios y políticos, estoy seguro de que se sacarían las cuentas con más rigor. Es más, si los gestores públicos y los altos funcionarios incurrieran en responsabilidades penales por elaborar los presupuestos de forma tan optimista, seguro que los cálculos se ajustarían a la realidad y no a las necesidades de cada grupo político.
Efectivamente, el problema se suscita porque las delegaciones municipales que ocupan los grupos políticos del tripartito, han previsto un nivel de gasto que, sumado, supera en mucho los ingresos reales que en 2016 tendrá el Ayuntamiento, por consiguiente, no ha quedado más remedio que hinchar el capítulo de ingresos. Como el papel es muy sufrido y lo admite todo, se equipara la recaudación a los gastos previstos y asunto solucionado, luego, cuando dejen un boquete de varios millones de euros, serán los ciudadanos los llamados a reparar el daño.
Todo este descontrol no es exclusivo del consistorio de Sagunto, claro que no, se repite a lo largo y ancho de la geografía española en ayuntamientos, diputaciones, autonomías, y Gobierno central. La suma de todos estos déficits, acumulados durante tantos años, es una de las razones, aunque no la única, de los salvajes recortes al estado de bienestar.
