A pesar de que los tres candidatos y pico demostraron estar perfectamente preparados para no salirse del guión –cada cual del suyo- lo que hace casi siempre anodinos los debates, se les suelen escapar detalles que valen posiblemente más que el resto del debate. Siempre se les puede pillar en alguno.

Uno de ellos es que Soraya se jactó de haber subido las pensiones y ninguno de sus contertulios aprovechó esa sangrienta mentira para darle un merecido revolcón. Ahí estuvieron todos muy flojos. A cualquier pensionista no se le escapa que el PP nos ha escamoteado el IBI + un porcentaje, asignando solo un ridículo porcentaje y por tanto pérdida del poder adquisitivo; eso sin contar las subidas del IVA, copago de las medicinas o haber sacado algunas de ellas del régimen de la Seguridad Social ni tampoco han hecho nada para evitar que las medicinas “liberalizadas” cuesten hoy el doble que ayer. Un momento de “hacer sangre” perdido.

Otro momento curioso fue las risitas bobas y el desconcierto que provocó la alusión de Iglesias a las exitosas movilizaciones andaluzas de 1980. Si se descuida lo tratan de loco.  No se acordaban que los andaluces, gracias a sus movilizaciones, fueron los únicos que consiguieron que su estatuto fuese con arreglo al artículo 151 llamado “de vía rápida” como Cataluña, País Vasco y Galicia. Será que eso de las movilizaciones populares les da yuyo y no les gusta recordarlas.

Otra metedura de pata grande que dio la impresión de pasar desapercibida fue la referencia que hizo el superdemocrático Rivera alabando el poder y la fuerza de las democracias occidentales refiriéndose a la segunda guerra mundial “en la que los países democráticos derrotamos a los fascistas”   (¡¡¡Aaaggg!!!) 

Y por último  y para que no se diga que me fijo solo en lo negativo, tengo que reseñar que hubo un minuto histórico, porque eso será lo que quede en la memoria colectiva del debate del pasado día 7, y fue el momento en que Iglesias nos miró a todos de frente a través de la cámara y nos previno de que el día veinte solo tenemos que recordar quienes son los que nos han robado: los Gürtel, los Púnicas, los Eres, las tarjetas black, los que reforman de repente en un día de verano la intocable Constitución para garantizar a los mercados que ellos cobrarán aunque todos los españoles nos muramos de hambre, los que gobiernan pendientes de qué puerta giratoria podrán coger, los que nos metieron en una guerra injusta, estúpida y mentirosa, los que hacen leyes mordaza, los que recortan los derechos laborales… y aún tuvo tiempo para pedirnos una sonrisa para el 15-M y para aquellos que, humildemente, se levantan todos los días para sacar este país adelante.

Ese minuto, sin duda, hará historia.