Tacitas de tila

Viernes, 04 Diciembre 2015 19:29

A las cero horas de este viernes ha dado comienzo oficialmente la campaña electoral de las elecciones generales que se celebrarán el 20 de diciembre. La verdad es que ya hace mucho tiempo que estamos de precampaña y con los nervios a flor de piel. Esta semana, sin ir más lejos, la ciudad de Sagunto ha quedado un poco en ridículo al ir un lunes y un miércoles a Madrid, en dos viajes diferentes, para abordar un mismo asunto con idénticos interlocutores; me refiero a las reivindicaciones sociales de la plantilla de Bosal.

Primero fueron CC.OO. y los representantes de los trabajadores, quienes se entrevistaron con el titular de la Secretaría de Estado de Empleo. A este encuentro asistió también el portavoz del PP, Sergio Muniesa Franco, que fue el que realizó las gestiones para que esa entrevista se pudiera materializar. Téngase en cuenta que los populares de Sagunto tienen hilo directo con el Gobierno de España, que para eso es del PP. Paralelamente, el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Sagunto promovió una reunión para tratar el mismo tema con la Dirección General de Empleo. En Madrid se quedaron a cuadros cuando vieron la manifiesta falta de coordinación, que ha dado lugar a la realización de dos reuniones para tratar un mismo tema, con apenas 24 horas de distanciamiento.

Otra cosa que tampoco termino de entender, es que tengan que ir en comitiva todos los portavoces municipales. Ya no es por lo que cuesta el AVE de ir y volver, es por la imagen que se da. Se mire como se mire, el alcalde de Sagunto representa a la ciudad y, por tanto, con que vaya la primera autoridad local y, todo lo más, el concejal del ramo, creo que es más que suficiente. Luego, a su regreso, se convoca la Junta de Portavoces y el alcalde informa con todo lujo de detalles de lo que se ha hablado, para que todos los representantes políticos estén al tanto. Cuestión distinta es que se haya dado participación a todos los partidos para justificar este segundo viaje, a todas luces innecesario, lo digo porque, una vez en Madrid, el alcalde se quitó de encima a la oposición en la reunión que mantuvo después con el director general de LafargeHolcim. Ni que decir tiene que esta dinámica de funcionamiento pone de relieve que la lealtad institucional brilla por su ausencia, lo que dificulta que fluya la confianza.

Supongo que todos estos comportamientos están estrechamente ligados con la rivalidad partidista propia del periodo electoral, donde todos aprovechan cualquier circunstancia para arañar votos. Hasta que pase el día de las votaciones, la tila puede ser de gran utilidad para calmar los nervios.


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