Mandela

Viernes, 27 Noviembre 2015 10:09

Curiosamente, mientras avanzo en edad me resulta más evidente que la sociedad se mueve (no me atrevo a decir que avanza) a base de ciclos. Mi infancia se desarrolló en tiempo de posguerra, tiempo de falta de libertad y de miseria. En el ambiente en que me crié éramos todos pobres, muy pobres, cosa que nos igualaba y hacía menos evidente la injusticia de nuestra situación, pero que nos hermanaba. Luego, muy lentamente, algunos fuimos prosperando hasta alcanzar un mayor grado de bienestar económico, cosa que convenció a muchos de su “ascenso” social, de que ya eran clase media. Hoy, muchos años después, volvemos a contemplar a nuestro alrededor a un gran número de personas a los que les ha abandonado la fortuna, que no tienen o han perdido su sitio en esta sociedad pasando a engrosar el numeroso ejército de los desahuciados del sistema.

Cada día más se hace evidente que la Historia es cíclica, que los desposeídos lo vamos a ser siempre, a menos que tomemos en nuestras manos el rumbo de nuestras vidas y luchemos por una sociedad más igualitaria y más justa. ¿No es chocante que en la frase en la que se pone por delante el deseo de construir una sociedad más igualitaria y más justa, palabras que solo contienen bondad y amor hayan de ir acompañadas necesariamente del verbo luchar? Sí. Hay que superar resistencias, hay que conquistar la justicia social, desbaratar todo aquello que impide u obstaculiza alcanzar lo racional y humano que debería y podría ser este mundo. Esto queda muy bien reflejado por las palabras de alguien que había sufrido en sus propias carnes las mayores injusticias: Nelson Mandela.

“Al igual que la esclavitud y el apartheid, la pobreza no es un fenómeno natural. La causan los seres humanos y puede ser superada y erradicada gracias a la actuación de esos mismos seres humanos. Acabar con la pobreza no es un gesto de caridad; es un acto de justicia. Es proteger un derecho humano fundamental, el derecho a la dignidad y a una vida decente. Mientras siga habiendo pobreza no habrá verdadera libertad”.

Sé, me consta, que todavía hay muchos conciudadanos bienpensantes a los que les parecerá perfecto lo que dice Mandela, que estarán de acuerdo, pero piensan que hablaba de negros, de África, de algo lejano. No, estas palabras ya no son solo de Mandela, él nos la regaló, son de todos y hablan de nosotros, de las más de quinientas familias que en nuestra zona han de ser alimentadas diariamente, de la gente que se va quedando sin trabajo o aquellos que trabajando no ganan para mantener a sus familias y, paulatinamente, sin casi percibirlo, se van convirtiendo en seres marginales o dependientes de padres y abuelos. Hablan de nosotros.


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Modificado por última vez en Viernes, 27 Noviembre 2015 18:14

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