De todo corazón

Viernes, 20 Noviembre 2015 10:41

Sabido: la gestión de la Sanidad valenciana realizada por el PP es una de las peores y en el ranking nacional somos de los últimos. La autonomía soñada en otra época no sirve para nada debido a la torticera e hipócrita gestión de la Generalitat.

Sobre este tema va la reflexión de hoy.

Uno de los problemas más serios que tenemos en este pueblo, quizás el que más, es el paulatino deterioro que viene sufriendo el sistema sanitario local. Una muestra: si usted padece una enfermedad coronaria y necesita ser atendido por el servicio cardiológico del Hospital de Sagunto prepárese para un largo y penoso viacrucis.

Las consultas están hasta tal punto saturadas debido a la falta de especialistas que le darán una cita para meses, cita que después será incumplida dándole largas y más largas a una consulta que parece que nunca vaya a llegar. Esto es lo que hace que mucha gente decida recurrir a la picaresca ingresando en Urgencias para resolver su problema, convirtiéndose en colaborador indeseado para que ese servicio, tan importante y vital, lo convirtamos entre todos  en una caótica y saturada casa de locos.

En mi opinión, que no es la de un experto pero sí la de un sufridor más, un paciente muy paciente, el personal sanitario no tiene la menor responsabilidad en el deterioro de la calidad de nuestra medicina. Para mí son los únicos que, no solo están exentos de dicha responsabilidad sino que, además, son los que sufren en su quehacer diario los problemas originados por las corruptelas y mala gestión de la Consellería. Es imposible hablar con alguno de ellos sin que, más o menos explícitamente, te confiesen lo poco o nada satisfactorio que les resulta su trabajo. Y ese es el estado de ánimo permanente de aquellos que tienen nuestra salud en sus manos. Muy grave. Y alarmante.

No es difícil identificar a los responsables: todos sabemos en manos de quién ha estado hasta hoy la sanidad y lo que han hecho con ella.

Pero yo quiero señalar también a otros culpables que no solemos ser señalados, seguramente por parecer políticamente incorrecto. Estos sujetos somos usted y yo… y muchos más como nosotros. Ante la evidencia de que no nos atienden o nos atienden mal… ¿quién protesta? ¿Cuántas denuncias ponemos? ¿Cuántas hojas de reclamaciones pedimos? ¿Esperamos que las cosas se arreglen solas? ¿A quién le aprieta el zapato? ¿Por qué votamos a quienes nos estafan?

Actualmente en cardiología hay un atasco que parece insalvable, o dicho en términos cardiovasculares, una angina de pecho  que nos lleva directamente al infarto y, que yo sepa, los enfermos del corazón no reaccionamos, no reclamamos, no nos quejamos dónde,  cómo y cuándo hay que hacerlo.

Así nos va compañeros.


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