Mi problema

Viernes, 13 Noviembre 2015 12:09

Desde hace algún tiempo tengo un problema preocupante: no me creo nada de lo que pasa con Cataluña. Esa cuestión me está originando la desagradable sensación de estar convirtiéndome en un bicho raro. Veo a mi alrededor, tanto cuando viajo a Barcelona como aquí, crispación, preocupación, indignación, cabreo… y yo, sin embargo soy ajeno a ello, no logro preocuparme, ya me gustaría estar preocupado… o indignado.. no sé.. sentir que soy un ser normal. Pero no puedo, no hay manera.

Me inquieta que cada vez que me enfrento al dichoso tema de la posible independencia de Cataluña se me haga imposible tomármelo en serio ¿Quién se quiere separar? ¿Artur Mas? No puedo creer que a este señor le preocupe en estos momentos la independencia teniendo a una legión de jueces y fiscales pendientes de trincarlo, a él y su plana mayor, por las ostensibles corrupciones de su partido en los últimos treinta años. Este actor finge muy mal, no puedo tomármelo en serio. En otros tiempos si Esquerra Republicana hubiese tomado la batuta en el tema seguramente me hubiese creído la historia, pero hoy, viéndolos detrás de Mas, apoyándolo en su papel de monaguillos, no me los puedo tomar en serio; aunque lo desee no consigo creer que deba preocuparme. Esta gente no puede ir en serio. A los de la CUP si me los creo, pero son cuatro gatos, no cuentan.

Salgo de casa,  hablo con amigos y sigo sintiéndome un bicho raro: no puede ser que todo el mundo esté equivocado. Hago esfuerzos por tomarme en serio el problema catalán, quiero ser normal, pero no puedo: me da la risa. Lo intento. Me he sentado frente al televisor dispuesto a oír con toda atención las explicaciones y comentarios: me resulta imposible. Al final de la jornada lo único que me queda claro es que a una gente implicada tan profundamente en capitanear el posible hecho histórico más importante que vaya a acometer su Nación, lo que de verdad le preocupe, interese, y donde pone lo mejor de su energía es en “negociar” quien va a ser President, con la particularidad de que saben positivamente que esa nueva e idealizada Nació nacería con un pecado original imborrable. ¿Cómo le iban a poder hacer mañana un monumento en la Plaza de Cataluña a su corrupto “libertador”?

No es normal, esa cuestión no tiene ningún recorrido, aunque lo desee no me lo puedo tomar en serio. Los nacionalismos no son así, son emocionales, necesitan líderes ideales, con carisma, adornados con presuntas virtudes patrióticas, pero también morales, y, todo lo que a la vista está es más propio de una opereta del XIX que un problema del siglo XXI. No obstante a mí me gustaría poder creérmelo. Yo quiero, necesito, ser normal.


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Modificado por última vez en Viernes, 13 Noviembre 2015 13:08

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