Lo que no se dice

Viernes, 06 Noviembre 2015 16:01

Si repasamos la historia contemporánea de España, la violencia ejercida en contra de las personas relacionadas con la Iglesia Católica, los símbolos de su religión o sus intereses, ha sido un hecho que se repite y que ahora, desde hace unos meses se vuelve a radicalizar en cuanto a la supresión de símbolos en organismos oficiales o espacios propiedad de ayuntamientos, gobiernos locales, etc...

Creo que ya es hora de que se respeten los usos y costumbres de cientos de miles de católicos y no se nos prive de los símbolos que, desde siempre, han ayudado a la práctica de nuestra religión, por ejemplo en los Tanatorios y cementerios.  Por otra parte, mientras se pueden observar pintadas obscenas, insultos, etc. en fachadas de templos católicos, hay un respeto absoluto por los seguidores de Alá y su profeta Mahoma, respeto al que me uno, claro está,  pero, ¿de dónde viene este odio a la Iglesia Católica, mientras no se aprecia la misma animadversión u ojeriza a otras religiones? Creo innecesario contestar a la pregunta, pues está en la mente de todos.

Ahora se habla mucho de que paguen el IBI los edificios de la iglesia católica, quizá porque se piensa que son una carga para el Estado, como también pueden ser algunas sedes de sindicatos, partidos políticos, etc. Pues bien, veamos unas cifras que nos ayudarán a calibrar cual es esa carga:

La Iglesia Católica tiene 5.141 centros de enseñanza, con 990.774 alumnos, que supone un ahorro de 3 millones de euros al Estado; 107 hospitales que le ahorran otros 50 millones de euros; 1.004 Centros, entre ambulatorios, dispensarios, asilos, centros de minusválidos, de transeúntes y enfermos terminales de sida, lo que da un total de 51.312 camas  y un ahorro para el Estado de 4 millones de euros. Hay unos gastos de Cáritas, Manos Unidas y Misiones Pontificias,  de 219  millones de euros (que pagan católicos y otros no creyentes). También podemos sumar los 365 Centros de la Iglesia Católica destinados a la reeducación de marginados sociales, ex prostitutas, ex presidiarios y ex toxicómanos, que suponen un ahorro al Estado de medio millón de euros por centro; así como 937 orfanatos que albergan 10.835 niños abandonados, que ahorran al Estado cien mil euros por centro.

Por otra parte está el 80% de los gastos de conservación y mantenimiento del Patrimonio Histórico Artístico, que supone otros 36.000 euros de ahorro al Estado.

Casi todas las personas que trabajan o colaboran en los centros u organizaciones de la Iglesia Católica lo hacen voluntariamente sin sueldo.

Ahora ya sabemos por qué es rentable al Estado dar un poco de ayuda: PORQUE LE SALE MUY BARATO.


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