Contaba en un medio televisivo el inefable Xavier Cugat que con quien más a gusto había trabajado había sido con la Mafia. Recordaba que, en Las Vegas, funcionaba con un sistema muy simple: un mafioso le proponía trabajar en un casino, un hotel o una sala de espectáculos, acordado de palabra un precio. Al terminar la actuación recibía lo acordado en metálico. Jamás le falló ese método. Es bien sabido que a la Mafia no se la debe engañar, te juegas la piel pero, si cumples, ellos nunca fallan. Eso, que es una norma sagrada de su oficio explica en parte su éxito. La realidad es que matan, pero muy poco. No lo necesitan. Como recuerda el dicho popular “el miedo guarda la viña” y todos los implicados en ese juego saben a qué atenerse.
Esta semana nos hemos enterado de los métodos de reparto de los dineros obtenidos de la recaudación del impuesto convergente de “La Familia” Pujol. La policía acaba de descubrir que, según fuese la empresa y el Pujol que se relacionase con ella, el que en cada caso se hacía con el botín se quedaba con una parte importante pero repartía entre el resto de hermanos un porcentaje que los convertía en solidarios con el procedimiento.
Parece ser, como dicen que sucede con La Cosa Nostra, que estaban obligados a ser “legales” entre ellos y no engañarse entre sí. Otra cosa ha sido con los empresarios, catalanes la mayoría: podían y “debían” ser “engañados”. No hay que ser muy linces para imaginar las escenas de recogida de los “impuestos revolucionarios-secesionistas” - El partido lo sabrá agradecer. Vixca la Nació Catalana – Había que dejar un hipócrita buen sabor de boca y poner un alto objetivo a lo que era simplemente un vil expolio, no solo a los empresarios, tan culpables como ellos, sino también y principalmente al pueblo catalán y de paso a todos los españoles.
De eso va la pretendida secesión de Cataluña, esconder tras un señuelo sentimental la realidad de un país expoliado por una casta de mangantes que si no fuese por esas excusas y motivaciones de telenovela se tendrían que presentar a las elecciones hablando de su gestión, de lo que han hecho con el país, y, de ahí no sacarían ni cuatro votos.
Mas no es tonto, sabe que tiene enfrente tiene a otro que está en el mismo dilema, uno que si tuviera que ir a las elecciones hablando de la Gürtel, de la Púnica, de Brugal, Cooperación, de donde sacó el dinero para las obras de Génova…. al Mariano le viene como anillo al dedo presentarse como la encarnación de la Sagrada Unidad de la Patria. Haciendo de la necesidad virtud el resultado es que, siendo de distintas “familias”, son como hermanos.
