Miedos

Jueves, 30 Abril 2015 17:59

El miedo es el motor del mundo, para lo bueno y para lo malo. Cualquier civilización produce murallas para protegerse de los posibles ataques de sus enemigos. La seguridad es cara, nos hace gastar en ejércitos, policías, guardias, métodos de defensa, nos arrebata una porción muy importante de la plusvalía que producimos. Cuánto más ricos más gastamos en seguridad.

Hay muchas clases de miedo y todos ellos conforman nuestro modo de vida. Uno de los miedos más frecuentes y potentes es el miedo al futuro, tan potente que hay mucha gente que se niega a vivir el presente para con ello prevenir el futuro. Es el caso del abuelo de ochenta años que se niega a poner en su casa el ascensor que necesita “porque el dinero hay que guardarlo para el día de mañana”. El futuro es un condicionante constantemente presente en nuestras vidas. Sin ser conscientes de ello casi todo el mundo tiene su propia visión y definición del futuro y ello tiene mucho que ver con el modo de enfrentarse a la vida de cada cual. Según Víctor Hugo “el futuro tiene muchos nombres: para los débiles es lo inalcanzable; para los temerosos, lo desconocido; para los valientes es la oportunidad”.

En este momento el Sistema Político Español, perdida su capacidad para seducir y perpetuarse, viendo en peligro su propia continuidad, recurre a sus laboratorios para que les diseñen un nuevo futuro en el que todo siga igual aunque para ello haya que cambiarlo todo, recurriendo como siempre a una de sus principales armas: el miedo.

En principio la irrupción de los indignados del 15-M en su forma organizada denominada Podemos les ha cogido totalmente por sorpresa y ha saltado todas las alarmas. Gestionando su propio miedo, el Sistema improvisa y, sin ningún sentido del ridículo, habla ya de primarias, de renovación, de cambios, transparencia… pero eso no engaña ya a muchos, no es suficiente. Necesita explotar también nuestro miedo y de ahí su necesidad de recurrir a un partido que ya tenía demostrado en Cataluña su gran potencial. Este partido ofrece al consumidor, solo en apariencia, las mismas prestaciones que Podemos: una imagen joven, líderes todavía no contaminados, moderación y promesas de ir directos a los problemas que hoy preocupan al personal, soluciones sencillas y originales para sacar al país del fango en que los viejos partidos lo tienen sumido. Un partido, en definitiva, que parezca prometer lo mismo que Podemos pero con el aliciente de ser un partido de orden y centrado. Los venden, para aquellos que creen necesitar un cambio, pero tienen sus miedos, como un cambio no traumático, un cambio sin peligros. Estos no dan miedo al Sistema: son el recambio perfecto.


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