La solidaridad

Viernes, 10 Abril 2015 17:54

En el siglo XIX se definió una nueva idea, superadora del concepto cristiano de caridad: la solidaridad. La caridad degrada al que la practica y humilla al que la recibe. En cambio el moderno concepto de solidaridad resulta enriquecedor tanto para el receptor como para el que la practica; se deja de ser el “prójimo” para pasar a ser el “compañero”. Hoy todos vamos de solidarios, pero no es oro todo lo que reluce, todavía cuesta bastante aceptar que tan compañero es un pigmeo, un indio, o alguien procedente de los países del este.

La realidad es tan evidente que parece increíble que no sea aceptada por alguien. Pero así es, periódicamente nos llegan mensajes políticos alarmantes por la llegada de gentes de otras partes, discriminando a los “diferentes” al modo nazi, y, otras veces usando argumentos más finos y rebuscados que intentan ocultar que en el fondo son igual de miserables que los nazis. Al final te das cuenta de que hay mucha gente muy retorcida e insolidaria.Deberíamos esforzarnos para superar viejos clichés acuñados por esta sociedad a la que pertenecemos.

Deberíamos, por ejemplo, hacer un pequeño esfuerzo para recordar que nuestros hijos y hermanos están de nuevo emigrando y no siempre son tratados como se merecen, ya sea en Alemania como en Perú. Deberíamos recuperar la humildad; quizás la burbuja en la que últimamente hemos vivido nos ha hecho perder de vista o reflexionar acerca de cuál es nuestro verdadero lugar y el de nuestros semejantes en el mundo. Las consecuencias de esta maldita crisis se perciben ya con bastante claridad: nos deja un mundo mucho más desigual que el que teníamos.

Aumenta el número de ricos más ricos que nunca, mientras que el número de pobres se ha quintuplicado y además más pobres que antes: la nueva España en la que a millones de personas les encantaría ser mileuristas. Aunque solo sea por instinto de supervivencia tendremos que ir empezando a utilizar la cabeza para entender en qué consiste el nuevo juego. Y actuar. Lo primero sería impedir que los corruptos sigan tomándonos el pelo: no es posible que un partido plagado de corruptos gane unas elecciones.

Los que votamos somos nosotros ¿Es que somos imbéciles? Debemos poner en cuestión lo que se nos vende desde los medios de (in)comunicación, a las tendenciosas noticias que nos van intentando llevar al huerto, que nos venden la cabra, que nos quitan la esperanza, que pretenden convencernos de que son nulos nuestros esfuerzos para conseguir un mundo mejor, que la suciedad lo invade todo y que la cosa no tiene remedio. Eso solo lo conseguirán si todos y cada uno de nosotros nos damos por vencidos. ¿También vamos a darles ese gusto?


Si le ha interesado esta información, puede unirse a nuestro canal de Telegram y recibirá todas las noticias que publicamos para el Camp de Morvedre. Síganos en https://t.me/eleco1986

Más en esta categoría: « Agua Galeano »

 

 

SUCESOS

SALUD