Recientemente se ha dado a conocer un informe realizado por el Foro Económico Mundial 2015 con las conclusiones de un debate entre 900 expertos. Después de evaluar 28 riesgos de carácter global que pueden afectar con impactos negativos al planeta, con una perspectiva de solo 10 años. En dicho informe, después de evaluar riesgos tan inquietantes como la propagación de enfermedades infecciosas, los grandes conflictos entre Estados, las armas de destrucción masiva, el cambio climático, etc, dichos expertos concluyen que el mayor riesgo o problema que la Humanidad enfrenta a corto plazo es la crisis del agua.
Se estará, o no, de acuerdo con esta apreciación, se podrá aducir que si se produjese una guerra nuclear el tema del agua se convertiría en un problema secundario… pero lo que queda claro es que el abastecimiento de agua potable es un creciente gran problema al cual no se le ve solución.
Esto me revive el desafortunado momento en que los ciudadanos de Sagunto perdimos el control sobre nuestra agua potable. Me vienen a la memoria aquellos días en que, para justificar la entrega del agua a manos privadas, se nos decía que los concejales y técnicos del Ayuntamiento “no estaban preparados” para gestionar el agua. Aún sigo maravillado que personas que reconocen no estar preparadas para algo se atrevan a presentarse a unas elecciones y encima sean capaces de pedirme el voto; se necesita… sangre fría.
El resultado fue que, gracias a tres partidos, aquello se llevó a cabo, pero no de cualquier manera. O sí. Lo primero que hicieron fue vender la idea de que el Ayuntamiento no podía ni sabía manejar el abastecimiento del agua. De esto se encargaron los del Bloc. Lo segundo fue hacer una moción, una propuesta de privatización del agua, de esto se encargó el PP. Lo tercero, de esto se encargó el PSOE, fue echar a Izquierda Unida (que no tragaba) de la coalición de gobierno municipal y así dejar el camino expedito para que Aguas de Valencia lograse hacerse con el control de abastecimiento del agua de setenta mil personas en unas de las negociaciones más facilonas de su historia, en plenas elecciones, debido a las premuras y malas conciencias de esos tres partidos.
Todo ello condujo a que hubiese un desfase de once millones de euros entre lo que nos contaban y lo que luego se supo, pero esto, con ser grave no fue lo peor. Hoy tenemos un agua mucho más cara, lo cual con ser malo tampoco es lo peor. Lo peor es hemos perdido el control de ese bien básico, algo que pagaremos bien caro y que nos hipoteca el futuro. Yo, desde luego, votaré al partido que prometa desprivatizar el agua.
