El Rouco

Viernes, 27 Febrero 2015 13:11

Rouco, ese señor conocido como el “Cardenal Okupa”, se traslada a un piso de 370 metros que la congregación posee en la c/ Bailén, a cuatro pasos de la Almudena. El piso, al parecer, no estaba a su altura y ha habido que gastarse medio millón de euros en “reformarlo” para dejarlo a su gusto. Ahora, por fin, se traslada con dos monjas y un sacerdote a su servicio. Tal como decía el Mesías: “Por vuestras obras os conocerán”. Así que, mano a la obra, el piso se ha quedado hecho una monada: todo reformado, muebles y puertas de maderas nobles, seis habitaciones y cuatro cuartos de baño (una para cada culo) Es evidente que un ático como este está más cerca del cielo que una planta baja del Barrio Obrero, y allí, probablemente, culminará su cristiana vida viviendo como Dios. Seguro que lo entierran en el Valle de los Caídos.

Esto no debería ser noticia, ni siquiera motivo de comentario; esta cosa solo debería afectar a aquellos que ponen una X en la casilla de la iglesia o a aquellos que echan monedas en el cepillo. Pero no es así. En este cristiano país los ateos y los pertenecientes a otras confesiones también pagamos los gastos y dispendios eclesiásticos.

No voy a enumerar aquí, por archisabido, las múltiples formas de pago a que nos someten, casi todas ellas a través del Estado “aconfesional” que padecemos. Sin pretender ser exhaustivo solo voy a enumerar unos pocos de los múltiples modos con que nos hacen “tributar” para la curia. Uno de los más recientes, regalo de Aznar (Franco quizás no se atrevió a tanto) son las inmatriculaciones. Consisten, ya lo expliqué en otro artículo, en que los obispos, usurpando las funciones del Registro de la Propiedad y de los Notarios, pueden poner a nombre de la iglesia cualquier edificio, local o parcela no registrada previamente. El más conocido ejemplo es la Mezquita de Córdoba, para vergüenza nacional, pero hay cientos de más ejemplos. Otro son los dineros que, en virtud del Concordato, le pagamos “religiosamente” a la iglesia año tras año. Las comillas anteriores no son irónicas, están simplemente para resaltar que en estos tiempos en que se recortan áreas tan sagradas como la sanidad, la dependencia o la enseñanza, nadie en los gobiernos de la Casta se ha ocupado ni atrevido a recortar ni un euro a la iglesia. Los números de los expertos dicen que el gobierno que más dinero dio a la iglesia fue el de Zapatero y que Rajoy mantiene el listón.

Ya el Papa León X afirmaba en carta al Cardenal Pietro Bembo: “Desde tiempos inmemoriales es sabido cuán provechosa nos ha resultado esta FÁBULA de Jesucristo”. Amen.


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