El incombustible Francisco Crispín, en su deambular por el segundo plano de la política local, no acostumbra a soltar una liana sin, previamente, agarrarse a otra. Cuando partió peras con los ‘Vidales’, enseguida se acomodó en el árbol de los ‘Choveres’. Por eso resulta extraño que ahora haya iniciado esta carrera en solitario, pues, si realmente viaja solo, sin compañeros de andanzas, esta aventura no puede conducirle a nada positivo. Viendo la actual correlación de fuerzas, lo más seguro es que no obtenga los apoyos suficientes y, por consiguiente, se vea condenado al ostracismo político.
Es verdad que nadie es perfecto y que, a ciertas edades, se pueden cometer errores de bulto. Aunque no lo creo, puede ocurrir que Paco Crispín haya tropezado en la misma piedra donde se dan el encontronazo todos los que buscan su minuto de gloria. Pero, como Crispín no da puntada sin hilo y juega con las cartas marcadas siempre que puede, no me parece verosímil que se haya tirado al vacío sin un buen paracaídas. Con esta iniciativa, Crispín se ha enfrentado abiertamente al aparato del partido, por tanto, no tiene ninguna lógica que haya decidido participar en esta carrera sin garantías de éxito, es decir, si, por sí mismo, no dispone de los apoyos suficientes, está claro que alguien se los va a prestar, por ejemplo, los ‘Vidales’.
El tercer competidor, Josep Marià Torres Martínez, es el elemento de distracción, que, como él mismo ha reconocido, no tiene otra misión que denunciar a los tramposos y trileros que han organizado esta farsa. Creo que Torres está cumpliendo ese objetivo satisfactoriamente, y es fácil que, no más tarde del 27 de febrero, reitere, por enésima vez, en otra rueda de prensa, que como este proceso de primarias no tiene garantías, se aparta y no participa en él. Después de 15 días machacando con esta cantinela, este histórico del PSOE habrá conseguido su propósito: el triunfo de Requena confirmará que estaba amañada esta votación. Es más, toda esta campaña de descrédito servirá para mermarle respaldo electoral al PSOE el 24 de mayo. Si, por el contrario, el invicto es Crispín, el aparato del partido tendrá que aceptar ese resultado, porque, en caso contrario, también quedaría demostrada la falta de garantías denunciada por Torres.
En pocas palabras, venza quien venza el 1 de marzo en las primarias, está claro que el gran ganador de este proceso no será ni Requena, ni Crispín, será la eminencia gris que ha urdido esta operación. Sin embargo, el gran perdedor, una vez más, es el PSOE, cuyas siglas ya no son capaces de soportar tanto desgaste. Es lo que sucede cuando solo se lucha por el poder, cada vez más reducido.
