Otro amigo se va

Viernes, 06 Febrero 2015 14:55

Nunca es fácil hablar de alguien que nos ha dejado, sobre todo cuando te es próximo. Ya me ocurrió cuando tuve que dedicar unas letras al fallecimiento de mi buen amigo Miguel Almor, del que me acuerdo todos los días. Con Simón Montolio la relación no era tan estrecha. Sin embargo, Simón sabía que, cuando me necesitaba, me tenía al instante, de la misma manera que cuando precisaba algo de él, también respondía sin ningún reparo.

Simón fue un visionario, alguien que con mucha antelación pudo ver, en los raquíticos muelles de la ‘fábrica’, un nuevo motor económico. Recuerdo, como si fuera ayer, las reuniones que se hacían en el Casino. Era la plataforma que se montó para reivindicar la apertura al tráfico comercial del puerto marítimo. Allí intervino mucha gente, pero me acuerdo particularmente de Alberto Martínez Gil, presidente de los comerciantes de Sagunto, José Esteve, de la Cofradía, o Ángel Perales, sí, el de la famosa plaza que tanto dinero ha costado que sea pública.

Cuando Simón exponía sus teorías sobre el potencial del puerto marítimo, la gente flipaba. Allí fue donde aprendimos todos que Sagunto era la salida natural por mar de Aragón. Hasta escribió un libro, para desarrollar, negro sobre blanco, todas las posibilidades que ofrecía el puerto marítimo de Sagunto. No cabe duda que Simón Montolio contribuyó de forma muy importante al desarrollo portuario del municipio, que hoy ya es una realidad.

En 1999 fundó la asociación de empresarios, ASECAM. Simón Montolio era muy consciente de la necesidad de agrupar al empresariado de la comarca; de crear una voz monolítica  que representara a este colectivo tan importante, y que defendiera sus intereses, porque, con un tejido empresarial potente y diversificado, se generaba mucha riqueza, que, como una mancha de aceite, se extendía e impregnaba al conjunto de la comunidad. Pero los políticos no querían una asociación empresarial fuerte y reivindicativa, no, buscaban una entidad dócil, sumisa, maleable. Por eso urdieron una operación para apartar a Simón de la presidencia. Pero, sin Simón, ASECAM ya no ha sido lo mismo, no es que lo diga yo, es que es meridiano.

Como toda la gente que destaca, Simón también tenía sus detractores. Algunos lo siguen relacionando con el triste episodio del Principado de Sealand, por lo publicado en plan sensacionalista por la revista Interviú, que, como no podía ser de otra manera, quedó en nada. Otros decían que le gustaba figurar. Nadie es perfecto, desde luego, pero Simón Montolio deja una obra en este pueblo que lo convierte, por méritos propios, en uno de los grandes hombres del municipio. Buen viaje, amigo.


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