La corrosión del carácter

Lunes, 19 Enero 2015 17:58

Un día tenía que llegar. Lo iba aplazando por otras urgencias. Y hoy ese día ha llegado.

“La corrosión del carácter. Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo” del que es autor Richard Sennett, publicado en Anagrama/colección Argumentos, y que adquirí cuando el librero todavía me cobraba en pesetas(año 2.000) confieso que tuvo la virtud de alertarme al menos(y por eso he recurrido a él para explicarme algunas cosas que me parecían sorprendentes) sobre la deriva y el cambio(a peor, claro) que en el mundo del trabajo y, por ende, en sus “empleados-productores”(explotados) se estaba produciendo de manera inexorable, fruto quizá del triunfo del nuevo capitalismo sobre el carácter de aquellos. De la corrosión de ese carácter que, en ocasiones, se mostró algo más lúcido, combativo, solidario y fraternal, y disfrutaba(si convenimos llamarle así) de una cierta seguridad, con un camino a recorrer algo previsto, con cierta estabilidad, sin “tanta” flexibilidad interesada, y hasta criminal, es de lo que pretendo escribir.

La incertidumbre hoy está integrada en el cuerpo y en el alma de los asalariados, sin la amenaza de un desastre histórico(de momento, que todo se justificará); pero sobre todo integrada en las prácticas habituales de ese capital despiadado. “La consigna “nada a largo plazo” desorienta la acción planificada, disuelve los vínculos de confianza y compromiso y separa la voluntad del comportamiento”, se puede leer en sus páginas. Hablamos de un fenómeno que el autor lo sitúa analizando la vida y devenir de personajes como Rose(mujer camino hacia la jubilación) y Rico(casado, con hijos, que “hasta miró por la empresa”)“productor” que se había percatado que “el comportamiento flexible” le estaba debilitando su “propio carácter”. Es en la IBM americana, de infausto recuerdo, en donde comenzaron a ponerse en marcha esas “flexibilidades”. Y, como conocen, y no es cuestión de detenerse aquí, la IBM acabó como acabó.

Y ha sido ahora el comprobar el devenir industrial de esta Comarca y el cierre de BOSAL (estaba cantado, y que para nada me ha sorprendido) el que me ha recordado que estas líneas estaban aparcadas. Meses atrás fueron unos, años anteriores otros; los “productores” han ido viviendo la pérdida de esa seguridad o camino a recorrer, han interiorizado esa “flexibilidad” engañosa camino del desastre, de la deslocalización, del cierre, y quizá no se han percatado que se encuentran a estas alturas con el “carácter corroído”, del que no sé si en algo son culpables, pero del que ahora no pueden retrotraerse, librarse; sufriendo sus consecuencias. Quizá(vamos, seguro) se sientan “amargados y traicionados”, además de no poder conciliar el sueño y beberse cada día el licor amargo de la incertidumbre. “Ser engañado y traicionado es un desastre que difícilmente puede considerarse un error propio”. BOSAL, como la IBM a sus “productores”, les ha “traicionado”. Pero eso es una explicación demasiado fácil. Sus prácticas las conocemos y las deberíamos tener siempre presentes y actuar en consecuencia.

Y ese fenómeno de la corrosión del carácter no vamos a localizarlo sólo en la empresa fabril, industrial, en dónde existe una determinada organización del trabajo y unos objetivos a conseguir para sus propietarios. Si miramos a las Administraciones Públicas podremos comprobar que sus funcionarios, y contratados, claro, no se libran de esa corrosión. De esa desorientación. De esa “medio componenda” con los jefes políticos, jefes de servicio, directores(as) que lleva camino hacia el desbarajuste; y que no sólo deteriora los servicios públicos prestados a los ciudadanos en general, sino que nos lleva a corroernos en lo individual, no sólo el carácter sino, como el “chirimiri” que cala poco a poco, la dignidad.

Los trabajadores más mayores y con más experiencia tendemos a ser más críticos con los “superiores” que los que están empezando. Tenemos más “voz” para criticar una mala decisión(podemos adelantarnos a sus consecuencias); y en ocasiones, lo hacemos no por criticar al responsable al que el carácter no es que lo tenga corroído, sino vendido, sino más bien por cierta lealtad, a pesar de todo, con la Institución. En mi caso, con la Escuela Pública, que me permitió formarme uno: un carácter(también en proceso de cierta corrosión). Los más jóvenes son “más tolerantes” a la hora de aceptar “órdenes desacertadas”. Si están descontentos es probable que se marchen a otros destinos(lo que no deja de ser una ingenuidad) “a ver”, haciendo “mutis”, antes de pelear dentro. Unos y otros podremos mirar para otro lado y echarle la responsabilidad, toda la responsabilidad, a la organización y sus responsables; pero esa explicación no bastaría. Hay algo más: se nos corroe el carácter. Con él a pleno rendimiento, muchos cierres, ERES, despidos, deslocalizaciones, abusos, hurtos, expedientes disciplinarios, etc. no serían posibles; o lo serían por razones más justificadas. Y con voluntad solidaria, con “arropamiento” y con “hoy por ti, mañana por mí”, “yo contigo y conmigo tú”, otro gallo nos cantaría.

No sé si podrá servirnos de consuelo que, sería bueno para llevar todos lo mejor posible el “anda que nos toca soportar” asumir unidos(juntos) la responsabilidad por nuestros fracasos y nuestras insuficiencias(programadores de IBM publicaron en público su responsabilidad —inconscientes de su carácter corroído ya— por no haber sabido afrontar los nuevos métodos flexibles de sus directivos, de sus decisiones erróneas, de sus caprichos caprichosos, pero irresponsables, y de no haber hecho lo suficiente).

Cuando con 45-50 años te quedas “sin curro” y llamas a puertas diciendo: “¿quién me necesita?”; o cuando tienes 20-30, y aún no te has estrenado(y no has protestado fieramente por ello, y te refugias en once tíos en pantalón corto) es posible que tu carácter esté corroído, no reacciones, y el miedo te acabe de finiquitarse camino a los abismos. Incluso, aceptes un arma para aniquilar a tus hermanos a los que han señalado “otros” como el causante de tus frustraciones.

Como Richard Sennett opino(no pontifico), y sé que “ un régimen que no proporciona a los seres humanos ninguna razón profunda para cuidarse entre sí no puede preservar por mucho tiempo su legitimidad”. El cambio sólo la solidaridad y fraternidad lo harán posible. Son las que fortalecen el carácter, vencen al miedo, proporciona vida saludable.


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