Borinots

Viernes, 28 Noviembre 2014 15:28

Por estas tierras se conoce como borinot a un insecto de la familia de los himenópteros, un escarabajo, fácil de encontrar en las marjales y dunas de nuestras playas. Se trata de unos pequeños bichos negros, del tamaño de un huevo de codorniz, con fuertes patas y unas pequeñas pero veloces alas capaces de trasladar sus pesados cuerpos. De niños jugábamos a seguirlos para observar sus idas y venidas. En aquel entonces aún no disfrutábamos de los extraordinarios documentales de la 2 y matábamos el rato contemplando el trajín que se traían estos bichos. Los borinots, una vez encontrada su comida, le daban la forma de una bola tan grande como ellos y luego, con sus fuertes patas, las llevaban rodando salvando toda clase de obstáculos hasta sus nidos. Lo más original era que las bolas se componían de excrementos, humanos o animales, lo que a los niños nos llamaba mucho la atención porque entonces aún no sabíamos que la mierda era comestible.

Hoy día, ya mayores y habiendo vivido diversas experiencias y cambios, uno aprende a distinguir y comprender que existen muchas clases de borinots, (en castellano los conocemos como “escarabajos peloteros”) y que se pueden encontrar en los más diversos ambientes. Hoy, sin que tengan que ver en ello los cambios medioambientales, son más fáciles de encontrar en las redacciones de los periódicos o en emisoras de radio o televisión, que en las dunas o marjales.

No pretendo manchar el buen nombre del periodismo o los periodistas, jamás lo haría. Sé que los hay muy decentes y muy honrados a la vez que muy buenos profesionales, pero al igual y como en todas las profesiones, siempre los hay dispuestos a medrar sin el menor atisbo de ética o vergüenza. Soy consciente de que hoy, más que nunca, ser periodista en ejercicio es una odisea porque la línea editorial y los propietarios de los medios están casi todos comprados por el Poder y la independencia y libertad de escribir han pasado en muchos casos a la historia. El periodista, hoy, está muy presionado frente a la necesidad de pagar el alquiler y darle de comer a sus hijos. Eso se entiende, pero no es excusa para el sucio papel que algunos profesionales se prestan a realizar, no ya el callar y ocultar ciertas cosas, lo cual de por sí ya es grave, sino además montar cobardes e indecentes campañas de desprestigio contra personas y organizaciones a sabiendas de la falsedad de los argumentos empleados.

No voy a entrar, porque se trata de una evidencia, de a qué campañas me estoy refiriendo, a quienes están vilipendiando y quienes son esos periódicos y plumíferos. Los conocemos todos. Solamente espero que, por una vez, los ciudadanos hayamos aprendido esta clase de lecciones y no cometamos el error de no escuchar y defender a aquellos que se la juegan en la aventura de abrirnos los ojos y que solo nos están pidiendo que tomemos parte, que participemos en nuestro destino. Solo eso.


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