El resurgir sudamericano

Lunes, 06 Octubre 2014 10:50

Sudamérica, desde el final de las guerras de independencia de España, apenas ha conocido la estabilidad política, ni tampoco su anhelada independencia. Han estado bajo botas extranjeras desde siempre, durante más de cinco siglos.

Para ello ha sido esencial un colaborador necesario: el cacique criollo. Son los poseedores de las mejores tierras, minas, ganados, etc. Es bastante corriente observar cómo, en su lenguaje, se refieren a ellos mismos como herederos y salvadores de la “Patria”, dejando excluidos mestizos de todas clases, indígenas, negros descendientes de esclavos, y otras minorías étnicas, y, esto es así incluso en países como en Bolivia o Paraguay donde los criollos son una aplastante minoría.

A lo largo del siglo XX estos países han estado dirigidos desde la embajada norteamericana y sus militares adiestrados en West Point; la CIA ha hecho y sobre todo desecho a su antojo. Cuando las cosas se han puesto feas no tenían ni siguen teniendo ningún empacho en dar golpes de estado tan cruentos como estimasen necesario, en ocasiones verdaderas orgías de sangre. Eso es lo que ellos siempre han definido como “conservar el Orden Internacional”. Pues bien, aunque esa dinámica no se pueda asegurar que esté superada lo cierto es que, dejando Cuba aparte, en 1999 Venezuela, en 2003 Argentina y Brasil, en 2005 Urguay y en 2006 en Ecuador y Bolivia se han producido cambios profundos aunque muy desiguales y de diferentes signos pero todos con un denominador común: sus protagonistas son gentes de un sentir más o menos de izquierdas y democráticos. Ahora los cambios son producidos por dirigentes que aceptan los veredictos de las urnas y que promueven referéndums de consulta a sus pueblos.

Otra novedad es la cercanía de estos nuevos dirigentes a los problemas reales de sus pueblos, lo que invierten en educación, sanidad, asistencia e infraestructuras. Teniendo en cuenta que los pueblos de un subcontinente tan enorme y diverso tienen necesidades y dinámicas muy diferentes no se pueden dictar reglas parecidas para, por ejemplo, Brasil que para Bolivia. Tienen poco que ver. Pero sus dirigentes actuales sí saben que el socialismo no es una opción política sino la posibilidad de que haya opciones políticas, por ello, respetando su diversidad, entienden que todos van en el mismo barco y que la colaboración entre ellos es absolutamente necesaria.

Venezuela, la primera que inició estos cambios, tiene el régimen más denostado. Desde que el chavismo se instaló, allí, en menos de diez años (datos de la Unesco) se ha alfabetizado al 95,2 % de la población iletrada, 1.678.671 personas, y, el programa Gran Misión Viviendas ha construido más de 600.000 casas para otras tantas familias pertenecientes a las clases populares. Se está haciendo un gran esfuerzo en Sanidad para que la cobertura sea mayor y llegue a todas partes. Ello y no otra cosa explica las mayorías absolutas que los chavistas obtienen en elecciones y referéndums.

La prensa española, sin precisar, habla de la nacionalización del petróleo como si fuese cosa de Hugo Chávez. La realidad es que cuando Venezuela nacionalizó esta fundamental fuente de recursos en 1976 Chávez aún era monaguillo. Se habla de que Caracas es una de las ciudades más peligrosas del mundo, pero eso no es nuevo, viene desde siempre, lo único que se le puede achacar al chavismo es que no haya arreglado aún ese problema. En Venezuela hay más periódicos, radios y televisiones contrarias al chavismo que a favor. Venevisión se cerró porque caducó la concesión estatal y Chávez explicó claramente y sin ambages que no renovaría dicha concesión porque cuando él fue secuestrado dicha televisión celebró “su caída” y no dio ninguna cobertura a las grandes manifestaciones populares que hicieron que sus captores no tuvieran más remedio que liberarlo. Eso, a mi entender, es una medida de justicia democrática que demuestra que allí los cambios van en serio.

Independientemente de lo que suponen las imágenes pintorescas de un presidente de país vestido de bandera o con jerseys y ropas de colorines, los europeos, pero sobre todo los españoles, deberíamos poner mucha más atención a lo que está sucediendo en Sudamérica, no solo porque nada humano nos es ajeno, ni porque disfrutemos de la misma lengua, sino sobre todo porque en ese lugar del mundo es en donde en estos momentos se está dando la verdadera batalla al capitalismo y, además, se está haciendo de un modo creativo, original y muy valiente. Deberíamos estar muy atentos. Es posible que nos vaya en ello el futuro.


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