Dimite Gallardón mientras escribo un artículo sobre las curiosas cercanías entre dos familias ilustres y geopolíticamente distantes como los Pujol y los Ruiz-Mateos. Al principio pensé que Ruiz Gallardón dimitía compungido por incumplir el programa electoral, pero luego caí en la cuenta de que no tenemos ministro alguno en este gobierno que se ocupe en su ramo de lo que el programa decía. O hacen lo contrario de lo que hay escrito o descubren una agenda oculta que nunca explicaron. Esto es lo que ha ocurrido con la abortada ley sobre interrupción del embarazo. Se supone que sus votantes, para no sentirse engañados, tienen que inferir esa ley retrógrada de la siguiente frase de su programa: “Cambiaremos el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores”. Y aunque somos un pueblo muy imaginativo, ni unas ni otros sospechamos el alcance de la misma. Han practicado aquí una variedad de la mentira que es «decir poco y ocultar mucho». Ahora, con la dimisión de Gallardón, simplemente incumplirán su programa, que viene a ser la mentira habitual y que esta vez no voy a criticar.

 El ministro se va porque olía a carbón tras haber sido asado a fuego lento por Rajoy. Se refrescará durante una temporada en un bufete prestigioso de abogados o en algún consejo de administración. Que nadie lo busque en la cola del paro.

Y es que hay muchas formas de mentir y los Pujol y los Ruiz Mateos de eso saben. Vaya por delante que no trato de establecer una simetría especular entre las dos familias, aunque solo sea porque Jordi Pujol fue encarcelado durante dos años y medio (y torturado) por “delitos” políticos durante el franquismo, mientras que José María Ruiz Mateos lo fue en plena democracia, por pocos meses y por evasión de divisas, fraude, apropiación indebida, alzamiento de bienes e insolvencia punible. Lo que me resulta verdaderamente triste es el camino que tan tempranamente emprendió Jordi Pujol (ahora lo sabemos) en recorrer el trecho moral que lo separaba de Ruiz-Mateos. Los dos patriarcas tienen la misma edad, familia numerosa y a los hijos varones (6 uno y 5 otro) en situación judicial más que delicada por la querencia de algunos de ellos a los paraísos fiscales. Las hijas, en cambio, salen mejor libradas, preservadas por la educación machista -sobre todo las Ruiz-Mateos- de dedicarse a cosas de hombres como la política o los negocios. Ambos son católicos convencidos  (el jerezano del Opus y de los Legionarios de Cristo; el barcelonés se planteó seriamente con poco más de 20 años vestir los hábitos) y mientras uno sobredimensionó Rumasa y le estalló en la cara en 1983 (el 23 F, por cierto), al otro le pasó lo mismo con Banca Catalana en 1982, con la diferencia de que mientras la nacionalización de Rumasa supuso la decadencia para Ruiz Mateos, a Pujol Banca Catalana ya le había dado el poder, la impunidad y, según parece, un sistema corrupto de cobro de comisiones. A eso se le ha llamado durante años “Construir Catalunya”.