Diez años de mentiras

Martes, 11 Marzo 2014 22:01

Hoy, 11 de marzo de 2014, se ha cumplido el décimo aniversario de los atentados de Madrid. La acción criminal, que se cobró cerca de 200 muertos y causó centenares de heridos, consternó a España entera. Aunque todas las acciones terroristas son igual de sanguinarias, no se puede negar que la perpetrada el 11-M fue la que dejó más muertos y heridos, de todas las producidas en España desde que la banda terrorista ETA hizo su aparición. De ahí, que la ciudadanía no atribuyera esta mortandad a los etarras, puesto que no era su habitual modus operandi. En las primeras horas reinó la confusión y algunos señalaron con el dedo a ETA, así lo hizo el entonces presidente del Gobierno Vasco, Juan José Ibarretxe. Aunque otro vasco, Arnaldo Otegui, disipó cualquier duda: «La izquierda abertzale no contempla ni como mera hipótesis que ETA esté detrás de lo ocurrido hoy en Madrid». «Puede ser un operativo de sectores de la resistencia árabe», aventuró. Si alguien lo sabía de buena tinta, ese era Otegui, desde luego. En su primera comparecencia, el ministro del Interior, Ángel Acebes, también señaló a la banda terrorista vasca: «ETA ha logrado su objetivo», aseguró. Poco después, el presidente del Gobierno, José María Aznar, incidía en la misma línea, insinuando en su comparecencia que se trataba de una acción de ETA: «no hay negociación posible ni deseable con estos asesinos», aseveró. A las 21 horas del mismo día 11 se conocía que la Brigada Abu Hafs Al Masri, vinculada a Al Qaeda, reivindicaba la acción terrorista en el rotativo árabe Al Quds Al Arabi.

El Gobierno de España, que era consciente de lo mucho que se jugaba, teniendo en cuenta que el día 14 había convocada una jornada electoral, cometió un tremendo error, al mantener que era ETA la autora de la masacre y no un grupo de la resistencia árabe. Si el atentado era obra de los etarras, el Partido Popular podía salir reforzado de las elecciones generales del domingo, pero si se admitía que alguna célula islamista estaba detrás de estos ataques, era evidente que se podía producir el vuelco electoral. Ese fue el análisis que hizo el Gobierno, aunque afrontar la realidad y decirle la verdad a los españoles era otra alternativa mucho más honesta y, probablemente, con menos desgaste. No cabe duda de que el Gobierno de Aznar hizo una pésima gestión de daños, que le llevó a perder el Gobierno de España en las elecciones generales del siguiente día 14.

Durante este decenio, determinados medios de comunicación, instalados en la extrema derecha, así como afamados telepredicadores ultras, como el destacado Jiménez Losantos, han venido alimentando artificialmente, sin base, y con mentiras y más mentiras, la teoría de la conspiración. Aún, cuando ya se ha empezado a cambiar el discurso, la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, pidió ayer mismo, a propósito de esta triste conmemoración, que: «se conozca toda la verdad». Hoy, sin ir más lejos, el todavía jefe de los obispos, Rouco Varela, ha dicho, entre otras cosas, que «mataron inocentes por oscuros objetivos de poder». De esta forma, la Iglesia, como institución, también da soporte a aquellas voces que, después de 10 años, siguen dando alas a la teoría de la conspiración. Transcurrida una década, es evidente que estos sectores de la derecha cavernícola siguen alimentando una teoría falsa. Decía Joseph Goebbels, ministro de Propaganda e Información del régimen Nazi, que: «si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad». Ciertamente, se han invertido muchos recursos económicos, técnicos y humanos en repetir una mentira durante mucho tiempo, dos lustros completos, sin embargo, la verdad se ha impuesto.

Londres tampoco escapó a la violencia terrorista. El 7 de julio de 2005 se produjeron 4 explosiones que paralizaron el transporte público de la capital londinense. Dos años después, la historia se repetía. Estas dos capitales europeas, Madrid y Londres, sufrieron atentados de origen islámico, seguramente, por su participación, junto al amigo americano, en la guerra colonial de Irak. La famosa foto de las Azores, tomada el 15 de marzo de 2003, en la que aparecen Bush, Blair y Aznar, fue la escenificación del inicio de la invasión Iraquí. Por cierto, ya me explicarán ustedes qué pintaba España en estas aventuras bélicas. ¿El deseo de ser grande del señor Aznar? ¿Su afán por hacerse un hueco en la historia de la humanidad? ¿La búsqueda de buenos contactos para cuando abandonara la presidencia del Gobierno de España?, que tan buenos dividendos le está proporcionando. En fin, que se dejen los muertos en paz y que se de carpetazo a esta tragedia, que por intereses políticos espurios se ha mantenido viva durante una década, para mayor sufrimiento de las víctimas.

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Modificado por última vez en Martes, 11 Marzo 2014 22:33

 

 

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