El matón de la Troika

Lunes, 17 Febrero 2014 16:17

No hace falta ser ninguna lumbrera para darse cuenta de que la situación económica en España está mucho peor que, por ejemplo, hace tres años. El endeudamiento del país es mucho mayor, hay más desempleo, el consumo sigue bajo mínimos, la pobreza se propaga a pasos agigantados y la corrupción está extendida, como una metástasis, a lo largo, ancho y alto del Estado. En definitiva, que después de estos dos años y dos meses de Gobierno de don Mariano Rajoy, es bien evidente que la situación, lejos de mejorar, ha ido a peor, a mucho peor. Sin embargo, lo único que ha mejorado es la prima de riesgo. Es extraño, irracional, que ahora confíen más en España los que se dedican a comprar deuda soberana en el mercado primario, cuando es un hecho incuestionable que, como he mencionado, los principales indicadores macroeconómicos del país registran los peores niveles desde 2007, que es cuando empezó la recesión.
 
Que la prima de riesgo esté flotando entorno a los 200 puntos básicos no es consecuencia de que la situación del país sea mejor, ni de que los llamados mercados crean que han mejorado las expectativas del país y, por ello, haya aumentado el grado de confianza. Todo eso es un cuento chino que utiliza el Gobierno para vender su gestión. Pretenden convencernos de que gracias a los recortes salvajes, a la subida generalizada de impuestos y a la reforma laboral, por citar tres aspectos fundamentales de la política del Partido Popular, la prima de riesgo ha descendido significativamente, pero no es cierto. Su descenso obedece, fundamentalmente, a la intervención del Banco Central Europeo en el mercado de deuda. Cuando el BCE compra bonos de los países en apuros, es lógico que descienda su prima de riesgo. O sea, que si no fuera por la actuación del BCE, es obvio que la prima de riesgo española estaría situada en posiciones más altas.
 
La verdad es que la dichosa prima de riesgo no es más que un parámetro estabilizador del coste del dinero. Cuando la situación económica era boyante y la UE crecía por encima del 3%, este indicador estaba en valores próximos a cero. Entonces, España no tenía tantas necesidades de financiación y, además, blica para justificar el rescate de una nueva escalada en mayo de 2012. Se estaba preparando a la opiniientas presionada, por esel BCE mantenía elevado el tipo de interés. Con la recesión, la entidad reguladora ha venido reduciendo el tipo hasta llegar al actual 0,250%, sin embargo, la prima de riesgo, que ha ido subiendo, se ha encargado de mantener estable el precio del dinero en el mercado de deuda. O sea, que ha funcionado como un mecanismo de estabilidad para mantener alto el interés durante la recesión, que es cuando el BCE lo ha bajado casi a cero. Pero esta no es su única utilidad, también se emplea, por parte de la Troika, o sea, la Unión Europea, el BCE y el FMI, como instrumento de control ideológico, puesto que se está utilizando para imponer el programa neoliberal extremo que dicta la propia Troika a los países con problemas de financiación, como es el caso de España.
 
Vamos a ver algunos ejemplos sobre la forma en qué incide el poder económico en la política interna y la opinión pública, a través de este indicador: Unos meses antes de las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011, la prima de riesgo inició su senda alcista, superando, el mismo día de las votaciones, la crítica barrera de los 400 puntos. De la misma manera que los atentados de Madrid propiciaron, en marzo de 2004, la derrota del PP y el vuelco electoral en favor del PSOE; en 2011, la escalada de la prima de riesgo también contribuyó a consolidar el triunfo electoral del Partido Popular. Ni que decir tiene que los grandes medios de comunicación, que también son propiedad de los poderes financieros y están a su servicio, se encargaron de generar la necesaria alarma social. Tras el triunfo del PP, se produce una moderada relajación de la prima de riesgo, que inicia una nueva escalada en mayo de 2012. Se estaba preparando a la opinión pública para justificar el rescate de Bankia con fondos públicos.
 
A partir de aquí, el indicador siguió aumentando. En junio de 2012 rompe la barrera de los 500 y los 600 puntos, al llegar hasta los 638. Es en este momento clave cuando el Gobierno solicita a la Unión Europea el rescate de 100.000 millones de euros para salvar a la banca. Con la prima de riesgo por las nubes y los grandes medios de comunicación atemorizando a la población con el riesgo de intervención, es evidente que la inmensa mayoría del país aceptó, como mal menor, que se pidiera el rescate. Por cierto, el Jefe del Estado, Juan Carlos I, felicitó al Gobierno cuando la UE lo aprobó. Impresionante. Como se ha comprobado, esos fondos no han servido para que fluyera el crédito, que fue la milonga que vendió el Gobierno en su momento. Ese préstamo se utilizó para que los bancos alemanes, franceses y holandeses, pudieran recuperar los empréstitos que en su momento le concedieron alegremente y con pocas garantías a Bankia y otras entidades financieras españolas que, al ir a la ruina por una mala gestión, cuando no temeraria, carecían de fondos para atender esas obligaciones. Con esta medida, que contó con las felicitaciones del monarca, los españoles asumían la deuda de esas entidades financieras quebradas, mientras que los responsables de tan vasto saqueo se iban de rositas. Basta ver donde esta ahora mismo Blesa, ex presidente de Caja Madrid, y como le va, sin embargo, al juez Elpidio José Silva Pacheco, quien se atrevió a aplicarle la prisión preventiva.
 
Todo esto sucede porque España, al contrario que el Reino Unido, Suecia o Dinamarca, no tiene moneda propia. Es decir, que no se puede financiar directamente de su banco central, por lo que se ve en la obligación de recurrir a los llamados mercados, o sea, los bancos y los fondos de inversión. La troika ordena al Gobierno español unas determinadas políticas, como las que empezó a aplicar el PSOE y posteriormente ha impuesto el PP con toda su crudeza. Si son obedientes, como es el caso, el BCE interviene en el mercado de deuda para que la prima de riesgo no suba demasiado, tal y como sucede en la actualidad, pero si el gobernante de turno desobedece las ordenes de la superioridad, el BCE deja de actuar, permitiendo que los especuladores se empleen a fondo y, en consecuencia, la prima de riesgo se disparare y los costes de financiación sean insostenibles para el país díscolo. O sea, que el BCE es el matón de la Troika, el que juega con los costes de financiación de los países en apuros, hasta llegar a asfixiarlos si es necesario, para doblegar su voluntad y hacer cumplir las directrices neoliberales extremas que marca ese triunvirato.
 
La cuestión es: ¿se puede salir de esta situación?, sí. ¿Cómo?, financiándose directamente del BCE o volviendo a la peseta. Si los ingleses, los daneses y los suecos, que son miembros del la Unión Europea, mantienen su moneda propia, ¿por qué no pueden conservarla el resto de los países? Es bien sencillo, porque en ese supuesto ganarían soberanía y, encima, los bancos y fondos de inversión perderían ese negocio tan suculento que tienen montado a costa de la deuda soberana, puesto que los estados se financiarían directamente de sus bancos centrales a un interés más bajo y sin necesidad de recurrir a los mercados.

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Modificado por última vez en Lunes, 17 Febrero 2014 17:28

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