El orgullo de ser y pertenecer a una colectividad, el arraigo y el cariño a una tierra son, sin duda, el ADN del ser humano. Esas características nos vienen, en la mayoría de las ocasiones, otorgadas por nuestro lugar de nacimiento; en otras, porque, viniendo de otros lugares hemos echado raíces en un territorio que nos acoge y nos da “la vida”. Por eso, ser y sentirse valenciano, para alguien que ha nacido y vive en esta tierra, debiera ser una enorme satisfacción.
Sin embargo, llevamos demasiados años en los que uno desearía “exiliarse” y abstraerse de una realidad que nos lleva al cabreo permanente y al deseo irrefrenable de gritar contra aquellos que han convertido esta tierra, otrora paradigma de progreso, en un solar, donde la corrupción, el despilfarro y la autodestrucción son las señas de identidad de un gobierno a la deriva.
Estos últimos meses hemos asistido, con impotencia y gran perplejidad, a la pérdida total y absoluta del sistema financiero valenciano con la desaparición de Bancaja o la CAM y, a la inmensa corrupción que se ha extendido por las instituciones gobernadas por el PP, que nos deja la gran vergüenza de tener a más de 10% de los/as diputados/as del grupo popular en las Cortes Valencianas imputados/as.
Desde que gobierna el PP en la Comunitat, los valencianos hemos perdido 12 puntos de renta per cápita, tenemos más paro que la media nacional, un 30% de deuda y un alto índice de exclusión social, recortes indecentes en educación y sanidad, incumplimientos permanentes en la aplicación de la Ley de Dependencia, y retrasos vergonzosos en el pago a centros de discapacitados, además de ser los más maltratados por España en cuanto a inversiones y financiación.Si esto no fuera poco, en un alarde de involucionismo impropio de un partido democrático, con nocturnidad y alevosía, han cerrado la RTVV, esa que durante más de 18 años, han manipulado y desprestigiado al servicio del “régimen”, de su “régimen”. Esta decisión, más allá, del daño laboral y económico a más de 1.500 trabajadores, supone dinamitar nuestra autonomía; supone renunciar al instrumento más importante para la defensa de nuestra lengua, nuestra cultura y nuestro patrimonio.
Este desmantelamiento que se quiere hacer del autogobierno, exige que sean los valencianos quienes tomen la palabra, quienes decidan si es ese el camino que quieren seguir o prefieren recobrar la dignidad como personas y como pueblo. Deben ser los ciudadanos valencianos quienes defendamos nuestro autogobierno, nuestra identidad y nuestro estado del bienestar. Es necesario frenar esta política de despropósitos y poner en marcha un Gobierno diferente con propuestas y dinámicas distintas
El President Fabra debe actuar en interés de los valencianos, porque este atasco no tiene otra salida más que la disolución de Les Corts, la convocatoria de elecciones y el inicio de una nueva etapa. Esta Legislatura no “va más”, no podemos seguir agonizando, amparados en una mayoría parlamentaria, que no social. El Gobierno del PP es un tapón para la salida de la crisis, por eso deben asumir su responsabilidad.
Los ciudadanos debemos empezar la reconquista de los servicios públicos, de la esperanza, de la cohesión social y de su futuro. Este es el capítulo cero de un tiempo de reconquista ciudadana de todo aquello que los gobernantes del PP nos han quitado.
Frente a corrupción, transparencia, honradez y ejemplaridad; frente a los recortes y bajadas de salarios, economía real, investigación, innovación y educación para ganar productividad; frente a la insolidaridad, salvaguardar el estado del bienestar como garantía de la cohesión social; frente al cierre de la RTVV, una Radiotelevisión pública y de calidad y en valenciano; frente a los barracones y la masificación en las aulas, una educación pública y de calidad; frente a la privatización y el negocio de nuestra salud, una Sanidad pública, donde todos seamos iguales…
No podemos ser indiferentes a lo que sucede en nuestra Comunidad, no podemos resignarnos a una realidad que es posible cambiar, que vamos a cambiar. Tomemos la palabra. Vayamos a las urnas y demos “una patada”, democrática, en el trasero de quiénes han utilizado el poder en beneficio propio.
Nuestra tierra, la Comunidad Valenciana, el País valenciano es mucho más.
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