¿POR QUÉ LA HAN TOMADO CONMIGO?

Viernes, 22 Noviembre 2013 10:48

María José Escribá Ruíz es una vecina del Puerto que, en estos momentos, como muchos otros, soporta sobre sus derechos, su economía personal y familiar, sobre su autoestima  y su dignidad la aplicación de una normativa injusta, depredadora e  ignominiosa que, de la noche a la mañana, le obliga a quedarse en casa(despedida), sin salario, confundida, indignada, e incluso señalada, además de vejada al pretender que aceptara cuatro mil euros a cambio de tu silencio y resignación. Y si no aceptas te quedas a la espera de que, en el mejor de los casos,  se pueda resolver favorablemente la demanda presentada no ha habido conciliación previa aceptable en este caso contra una de esas empresas “ejemplares”, primera del ranking en ganancias en el sector de la  distribución alimentaria, que presenta un dueño o accionista mayoritario “admirable socialmente” y  promocionado por el poder político y económico, y que se permite dar consejos y recetas y ponerse como ejemplo por haber hecho fortuna en el MERCADO al que mayoritariamente acuden las DONAS. ¡Pero qué nos está pasando!
 
En su lugar de trabajo  ha tenido, encima, la desgracia de toparse con una “superiora inmediata” que desde hace tiempo le presionaba según la afectada  relata en una octavilla que ha distribuido controlando sus acciones y recibiendo amonestaciones de carácter “nimio” como las califica la propia despedida. Quizá poner a “su compañera” como “superiora inmediata” no fue ni casual, ni aleatorio. Quizá, después de un trato paternalista y engañoso al que les acostumbran y que incluso cala entre sus “satisfechos” empleados, sacan la vara, y dejan al descubierto su verdadero rostro y sus intenciones con el fin último de aumentar la plusvalía de toda la vida.  Tan “distinguida” empresa es conocida por medio de la prensa(de la poca prensa que no se pliega al veto de su publicidad) por sus métodos de selección de personal, ascensos, promociones internas, despidos disciplinarios, incluido a delegados de personal, etc., de lo que ha dado puntual información desde hace unos años la acción sindical peleona: en Barcelona, en Valencia, en donde se instale.  
 
Y a María José no le ha valido de nada su trabajo en la empresa durante más de 20 años. Ni la opinión de los clientes a los que atendió en cajas, líneas, secciones. Confundida, y antes de la rabia, y de que asimile lo que le está pasando,  seguro que le viene a la cabeza, y se repite, la frase popular transmitida “qué he hecho yo para merecer esto”, y que después ha dado  pie al  título de uno de esos manuales antiacoso titulado “¿Por qué la han tomado conmigo?, de Gerardo Mediavilla, prologado por Iñaki Piñuel. Incluso ha podido llegar a albergar la esperanza de que “su empresa” dé marcha atrás, recapacite, la readmita, e incluso, ponga en su sitio a la “superiora inmediata”. Seguro que se le pasa por la cabeza. Seguro.
 
Pero no. Si la legislación laboral más reciente, consecuencia del pacto social post-transición, a la que no es ajena la complicidad sindical oficial,  permitía el despido libre de hecho, pese a ganar las demandas laborales por despido improcedente(la inmensamente mayoría de las veces las empresas relataban como motivos de despido hechos falsos, inventados, incumplimientos de convenio imposibles de cumplir, con testigos de parte  “untados” con promesas o parné), actualmente, con las más recientes leyes y decretos  laborales,  consecuencia de reformas de imposición aceptada y del miedo generado, el terreno está más que abonado para que, al más pintado, le ocurra lo que le ha ocurrido a María José: ¡A la puta calle!. Ayer fueron a por ella: mañana te va a tocar a ti. No lo olvides.
 
Y este es el itinerario nausabundamente repetido: la empresa, con la nueva legislación en la mano(espúrea, salida de un Gobierno de descendientes del generalato, votado para más inri; y mentiroso), analiza, focaliza, aprovecha y concluye que es en la parte social en donde puede “ahorrar” más fácilmente el conflicto de la limpieza de Madrid sirve como más reciente ejemplo para aumentar los beneficios(la plusvalía de toda la vida, sacada de la explotación inmisericorde,  en esa vigente, mal que les pese, lucha de clases). Señala el objetivo de tumbar, del que desprenderse: en los de más antigüedad, con más derechos adquiridos, con más formación y experiencia. Y allí que te van. La excusa es lo de menos. Unas empresas lo camuflan mejor que otras. Unas, de uno en uno; y otras, de cien en cien. Se inventan excusas pretendidamente “tragables”. Utilizan a los “peones” intermedios, cómplices conscientes, interesados, o cagados de miedo, para hacer “el trabajo sucio”: encargados/as, jefecillos/as de sección, de planta, de tienda,  directores de recursos humanos, etc. Ellos, los altos, al fin y al cabo, están a salvo. Protegidos. Y se produce el despido. Se genera la angustia,  que es como un asesinato en vida pero de agonía prolongada. Luego, se busca a un desesperado/a en el paro, o un jovencito ansioso de entrar, lógicamente, en el mercado laboral, o a un sumiso y agradecido de estómago, que por menos, sin derechos, sin antigüedad, firmando casi en blanco, acepta el puesto “libre”; o directamente, la empresa lo da por amortizado  repartiendo la carga de trabajo entre el resto. Demasiado repetido para sorprendernos de ello.
 
Estoy seguro que Maria José no ha incurrido en ninguna de los hechos que la empresa le haya podido imputar para justificar su despido. Uno tiene ya “larga experiencia” para creerse esa trágala. En todo caso, es práctica y humanamente imposible de cumplir toda la serie de condiciones que conlleva un contrato de trabajo de la era moderna. Condiciones leoninas. Para usar, como las especias, a gusto del guiso.  En este tipo de empresas, más. Al igual que en mi centro de trabajo en el que el Reglamento de Régimen Interior señala decenas de faltas susceptibles de cometer por parte de los alumnos/as, y de las que es imposible dejar de incumplir siete en un día así son los incumplimientos que un trabajador/a puede “cometer” en una sola jornada: un tetra-brik no bien alineado, un precio no suficientemente derecho, un saludo no suficientemente cortés  al cliente( a juicio del encargado de tienda o planta), un peinado no acorde con los gustos de la  “inmediata superior”, una media con carrera... Excusas de mal pagador. Mucho chantaje. Mucha impunidad.
 
María José ganará el juicio. Pero se quedará en la calle con unas perspectivas nada halagüeñas para volver a trabajar. Y si pacta, traga y acepta, aunque  le aumenten la indemnización, correrá el riesgo de que, encima, el que le sustituya, y demás sumisos, y hasta algunos clientes, le den una vuelta de tuerca más con otra frase odiosa: “Algo debió de hacer”. Lo que no puede sino generar asco. Mucho asco.
 
María José necesita de nuestra solidaridad. Hoy la han tomado con ella. Mañana te puede tocar a ti(si no te ha tocado ya). Necesitamos protegernos. Al menos los que dependemos de un salario. Contra aquellos que se aprovechan de nuestra insustituible fuerza del trabajo.

Si le ha interesado esta información, puede unirse a nuestro canal de Telegram y recibirá todas las noticias que publicamos para el Camp de Morvedre. Síganos en https://t.me/eleco1986

Modificado por última vez en Miércoles, 27 Noviembre 2013 17:41

 

 

SUCESOS

SALUD