He escogido esta frase anónima para titular mi artículo, porque la considero apropiada para todos aquellos que creemos que El Puerto algún día se convertirá en un nuevo Municipio.
Todos los días recibo el mensaje de que la Segregación hoy por hoy es imposible, que es una causa respetable, pero la gente o los vientos soplan en otra dirección. Pero mi respuesta ante ese tipo de argumentos, es casi siempre la misma: «y a mi ¿Qué?»
Las leyes están hechas a medida en contra de que El Puerto consiga la plena municipalidad, la crisis hace que la atención de la mayoría de las personas esté en otros temas, la política nacional y su tremendo impacto mediático está haciendo pasar a un segundo plano a lo local, la corrupción política, los desahucios, el paro, y así un largo etcétera, ocupan la atención de los ciudadanos y en las tertulias están muchos escalones por encima del problema de la segregación de El Puerto.
Aun en este entorno tan adverso, todavía hay porteños que no sabemos que la segregación es imposible. Que somos tan ilusos que creemos que las leyes se pueden cambiar o que incluso hay un hueco por el que colarnos, que tenemos el grave problema de que queremos y sentimos a nuestro pueblo tal como lo hemos “mamado”, con una identidad propia y diferenciada de Sagunto. Es tal nuestra necedad que apostamos por que el resto de partidos políticos no quieren que se celebre un referéndum, porque pensamos que los porteños votarían un SÍ en mayúsculas a la posibilidad de tener un Ayuntamiento propio.
A todos aquellos que me trasmiten el mensaje de esa imposibilidad, decirles que aquí está Manuel González, un porteño que mantiene ese objetivo en su punto de mira, un porteño que no ha cedido ni un milímetro en sus aspiraciones, un porteño tan cabezota como la mayoría de sus conciudadanos. Espero que algún día se escriba de todos aquellos que piensan como yo, esta otra cita de Concepción Arenal: «todas las cosas son imposibles mientras lo parecen»… porque la imposibilidad la marcan las modas, puesto que cuando queramos que parezca posible, muchos serán los que se suban al carro.
Y a estos últimos, a los que se han bajado del carro o a los que se sumarán cuando el viento sople a favor, dedicarles otra cita, en este caso de Napoleón Bonaparte: «la imposibilidad es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes »
Y dado que mi artículo va de citas, una última de Pio Baroja: «Si quieres hacer algo en la vida, no creas en la palabra imposible. Nada hay imposible para una voluntad enérgica»… y si algo les puedo garantizar es que mi voluntad, la voluntad de muchos porteños es enérgica, seremos tenaces y constantes, haremos posible lo que para muchos es imposible. Los porteños somos dueños de nuestro destino.
